Un pequeño ejercicio para ver el paso del tiempo: ha pasado más tiempo entre la primera Misión Imposible y la nueva Misión Imposible: sentencia mortal - Parte 1 que entre el final de la serie original y la primera película. Y es que Misión Imposible terminó en 1973, aunque tuvo un intento de revival en 1988 que salió regular. Tuvo que venir Tom Cruise a poner orden en una continuación que, en su día, enfadó a los fans. Y no precisamente por el gazapo que os vamos a contar a continuación.
Chan, chan, charachan, chan
Si habéis visto la película ya conocéis el destino y la argumentación que Jim Phelps, héroe de la serie, da para hacer lo que hace. Hay que decir que el actor original, Peter Graves, se escandalizó tanto al leer el guion que se negó a participar, y estuvo años enfadado con todos los implicados en Misión imposible, especialmente con Jon Voight, que adoptó su papel.
También podría haberse enfadado por un gazapo de la película que puede extrapolarse casi a cada película de acción del mundo: cuando Ethan Hunt se mete por los conductos de ventilación en la CIA se trata de pasillos de acero galvanizado, muy habituales en cualquier edificio estadounidense. El problema es que si intentas caminar o arrastrarte por ellos, el ruido que harás se escuchará a varios kilómetros de distancia. Vamos, que todo el mundo del edificio debería saber que alguien camina por el sistema de ventilación y la necesidad que Ethan Hunt tiene de que esté todo en silencio haría fracasar la misión de forma inmediata.
También es cierto que, siendo la película que es, podrían haberlo solucionado con unas rodilleras especiales que cancelen el ruido o algo parecido. Al fin y al cabo, si en Misión Imposible II nos creímos que todo el mundo podía ponerse máscaras de látex y ha seguido con nosotros hasta nuestros días, esto no sería ciencia-ficción, ¿no?