Vamos a hacer un ejercicio de arqueología fílmica. Antes de que tuviéramos catálogos inabarcables en mil servicios de streaming diferentes teníamos los Blu-Ray. Y antes de los Blu-Ray, los DVD, que ahora parecen vestigios de una civilización antigua pero en su día cambiaron la manera que teníamos de relacionarnos con el cine. El problema es que visualmente han envejecido regular, y la prueba está en este gazapo de Independence Day que no veríamos si no fuera por una característica ya olvidada del formato doméstico.
Cuatro tercios. No, cuatro botellines no, no me has entendido.
Antaño, las películas en DVD venían en dos formatos: widescreen (el clásico 16:9) o fullscreen (el ahora anciano 4:3). Teniendo en cuenta que los televisores entonces estaban preparados para el 4:3, había quien prefería ver la película tal y como se estrenó pero con rayas negras paralelas y había quien, en su lugar, escogía que la imagen llenase toda la pantalla, aunque eso significara que se perdían la mitad de la información visual.
Y es que el 4:3, tal y como estaba entendido antaño, tenía dos posibilidades: o se rellenaba imagen al 16:9, al estilo de lo que se hace ahora en las películas para IMAX, o simplemente se recortaba la película para que encajase. Independence Day tomó la decisión de respetar el formato y simplemente alargar la imagen por arriba y por abajo, pero el resultado dio lugar a errores tan catastróficos como este (abajo a la derecha).
Exacto, una persona con un traje a rayas blanco y negro entra en el plano sin pudor alguno, convencida de que nadie lo vería en el formato con el que se estrenó en salas. Hay que decir que la fiebre por los 16:9 también ha hecho que se cometan errores: por ejemplo, Los Simpson se estrenó en Disney+ con el formato equivocado cortando chistes esenciales y tardaron un tiempo en arreglarlo. Con lo fácil que es respetar los formatos...