Los precios de los alquileres no paran de subir. Pero es que sucede lo mismo con las opciones de compra. Cada vez se hace más cuesta arriba decirle adiós a nuestros padres por mucho que una desee, o no, volar del nido. Sin embargo, el mundo no gira al mismo ritmo para todos y eso ha quedado claro cristalino con el último paso, en cuestión inmobiliaria, del cineasta James Cameron, director de películas tan icónicas como Titanic, Aliens o Avatar, la películas más taquilleras de la historia del cine, la de la eterna diatriba sobre si Jack cabía o no en la tabla ocupa la cuarta posición.
El director de cine, vaya fantasía cuando Kathryn Bigelow, una de sus exmujeres, le arrebato el Oscar a la mejor película por su trabajo en En tierra hostil, que competía aquel año con Avatar, ha puesto en venta su mansión, por decirlo de forma suave, de más de cuatrocientos mil metros, sí, has leído bien, por 33 millones de euros. Y déjame decirte que me parece hasta barato porque en mi cabeza ni siquiera cabe imaginar una propiedad de tal extensión y mi mentalidad de obrera con clase, como diría la gran Samantha Hudson, lo primero que piensa en estos casos, además de en lo prohibitivo de su precio, que es lo obvio, es en cómo se puede limpiar todo aquello. El pequeño detalle de no caer en que hay gente que contrata a jardineros para que mantengan las zonas verdes de sus casas.
La casa se encuentra en la costa de California, en concreto en la zona de Gaviota, y es de lo más exclusiva en todos los sentidos. De acuerdo a lo que especifica The Wall Street Journal, Cameron y su esposa la compraron en los años 90 por 4,4 millones de dólares y ahora tienen previsto venderla por ocho veces su precio.
La residencia principal tiene cinco habitaciones y siete cuartos de baño pero además cuenta con una casa de invitados, dos graneros, unas instalaciones preparadas para practicar equitación, un rancho y un enorme jardín con una vegetación increíble. Personalmente lo que más me ha llamado la atención ha sido el pequeño comentario que arrojan de que se trata de la parcela de este tipo que cuenta con mayor privacidad y seguridad de toda la zona según Forbes.
La mansión destaca por sus acabados cálidos en madera y sus grandes cristaleras, por lo que se mimetiza a la perfección con el entorno y hace que los espacios sean de lo más luminosos. Además, se encuentra frente al mar. Por supuesto, no podían faltar aderezos como una gran piscina, una pista de tenis, rutas de senderismo (sí, esto es para chillar) y un helipuerto. Todo lo que incluye el starter pack de ser muchimillonario. Y sí, esta palabra es inventada.