Para entender el revuelo con Tenet hay que ponerse en modo pandemia. Estamos en agosto de 2020 y ninguna de las películas que se han estrenado han vuelto a traer gente al cine. De hecho, en julio, la cinta más taquillera (la muy apreciable Relic) ni siquiera llegó al millón de dólares de presupuesto. Entre continuos reestrenos de clásicos, había que intentar mover ficha. Y ahí entra Christopher Nolan.
Tenet y no Tenet
En una época en la que todas las productoras aprovecharon para estrenar la morralla (Los Nuevos Mutantes, Salvaje) en Warner tomaron un riesgo con Tenet para testear la taquilla. ¿El resultado? Pese a sus 365 millones de recaudación, aún estaba un poquito verde. Eso no quita para que el boca-oreja fuera estupendo y poco a poco se labrara la fama de ser una de esas películas de Nolan que nunca terminas de entender del todo.
Una fama un poco injusta, porque realmente Tenet no es tan compleja (como tampoco lo eran Memento u Origen), pero suficiente como para que hayan hecho mapas de la película entera para no perdernos ni un solo segundo o, si somos muy fans, poder imprimir y colgar en nuestra habitación. Ojo, porque no hay detalle que pase por alto.
Christopher Nolan debe ser de los pocos que en un escenario post-pandemia se ha gastado menos dinero que en el anterior: si Tenet costó 225 millones de dólares, en Oppenheimer con 100 se la ha sacado de la manga. El director no pudo ser al final el salvador del cine que hubiera querido, pero, desde luego, su valentía ha quedado para la historia.