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    Aquella vez que la censura española quiso tapar un adulterio cinematográfico... Y lo convirtió en incesto
    Randy Meeks
    Randy Meeks
    -Redactor de cine y series
    Juntaletras acomodado, redactor con gato eterno en las piernas, tuitero irredento, millennial orgulloso a su pesar. Respira cine, cree que no hay película mejor que 'El crepúsculo de los dioses' pero en su colección de Blu-Ray no falta 'Super Mario Bros'. La de los 90.

    De novios a hermanos

    No creo que a nadie le venga de nuevas que en España sufrimos una censura severa en el cine durante los tiempos del franquismo (aunque empezara años antes, en 1912): se cortaban escenas, se redoblaban películas e incluso se prohibían totalmente. Obras como Con faldas y a lo loco ("prohibida, aunque solo sea por subsistir la veda de maricones", decían) quedaban absolutamente fuera del circuito de exhibición y otras se volvían más puritanas. Fue el caso de Mogambo, la cinta de John Ford, aunque en este caso la volvieron muchísimo más perversa de lo que jamás fue.

    Mogambo
    Mogambo
    1h 55min
    Dirigida por John Ford
    Con Clark Gable, Ava Gardner, Grace Kelly
    Medios
    3,8
    Usuarios
    3,3

    Antonio Resines con la escobilla

    La película de 1953 presentaba a una mujer cayendo en los brazos de otro hombre fuera de su matrimonio, en aquel momento tipificado en el código penal como delito. El censor pensó que había una manera de solucionar aquello sin tener que recortar la película, solo gracias a la magia del doblaje: simplemente, el matrimonio no sería tal. Pero aún quisieron dar un paso más allá: para evitar todo pensamiento impuro, les convertiría en hermanos.

    Entonces... ¿Por qué dormían juntos y se acariciaban? La censura española consiguió en Mogambo un doble mortal con tirabuzón: convirtió un matrimonio en... ¡Incesto! Eso sí, la parte buena es que ya no había adulterio, solo hermanos acostándose juntos. Mucho mejor, a dónde vamos a parar.

    Hubo otros recortes que decían más de la mente de los censores que de la realidad. Por ejemplo, La gran aventura de Tarzán, de 1959, se calificó para adultos porque podía “desviar peligrosamente la atención de los adolescentes de la sexualidad femenina”. La última película en sufrirlo fue El crimen de cuenca, en 1979. De hecho, Pilar MIró se libró de un consejo de guerra por la mínima. ¡Cosas de otra época (por suerte)!

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