La vida de Nicholas Van Orton, un empresario millonario y todo poderoso encarnado por Michael Douglas, funciona como un reloj, pero le falta mucho sabor. Mientras se prepara para celebrar su cuadragésimo octavo cumpleaños -la edad a la que su padre acabó con su propia vida- recibe un inesperado regalo de su hermano Conrad: una invitación de la misteriosa firma CRS (Consumer Recreation Services), que ofrece a sus clientes la posibilidad de sumergirse en un juego personalizado y totalmente exótico. Una misteriosa y nueva forma de entretenimiento en la que todo puede perderse y con una sola regla: no hay reglas.
Es la premisa inicial de The Game, una película dirigida por el maestro del 'thriller' David Fincher que el cineasta estrenó en 1997, en pleno ascenso al éxito de su carrera, pero de la que a menudo nos olvidamos que existe.
Tras completar varios formularios y pasar toda una serie de pruebas, Nicholas sale de las oficinas de CRS con la promesa de que su juego comenzará en breve, pero finalmente le informan por teléfono que su perfil ha sido rechazado. Al regresar a casa esa noche, descubre en la puerta de su casa una extraña marioneta tirada en el suelo con una llave entre los dientes.
Cuando hablamos del inicio de la carrera de David Fincher en la década de los 90, instintivamente citamos sus dos largometrajes más célebres: la siempre escalofriante Seven y la que quizá sea la más brillante: El club de la lucha, estrenadas en 1995 y 1999 respectivamente. Entre estos dos filmes imprescindibles, El juego es un poco menos habitual en los ranking y tops, pero merece tanta consideración como su sucesora y predecesora.
Y no porque no tuviese, como muy habitualmente suele hacer el cine de Fincher, la capacidad de dejar una huella imborrable. Protagonizada por unos excelentes Michael Douglas y Sean Penn en la piel de los personajes principales, The Game comienza como un viaje enigmático y se desarrolla de la misma manera, sin que podamos saber muy bien hacia dónde nos lleva. Poco mas de dos horas con giros hacia todas las direcciones y sorpresas en la resolución de cada uno de sus misterios que culminan en una magistral secuencia final que obviamente no vamos a desvelar aquí.
En cuanto al protagonista de la película, como en su día confesó David Fincher, se inspira en un personaje muy conocido de la cultura literaria: el cascarrabias Ebenezer Scrooge, inventado por Charles Dickens para su famoso Cuento de Navidad. De hecho, según el cineasta, "Nicholas Van Orton es un Scrooge moderno que se habría metido en una situación de película de acción como Misión Imposible".
The Game está disponible en 'streaming': Puedes verla con tu suscripción a Filmin o a SkyShowtime.
