Ana de Armas se ha convertido en una de las actrices más admiradas por los cinéfilos y la propia industria y también más seguida por los medios. Conocimos a la joven cubano-española con su participación en el elenco de la popular serie de Antena 3 El Internado, que hace dos años estrenó su "reboot" en la plataforma de Amazon, Prime.
Sin embargo, su vida ha cambiado muchísimo desde entonces. Cuando puso rumbo al otro lado del charco tras protagonizar en España largometrajes como Mentiras y gordas o Por un puñado de besos comenzó a trabajar duro para abrirse un hueco en uno de los escenarios más competitivos para los actores y actrices: Hollywood. En 2015 llegó su primera gran aparición en Estados Unidos, el "thriller" erótico Knock Knock protagonizado por Keanu Reeves. Después de eso llegaron Exposed, War dogs, Overdrive y por fin en 2017 Blade Runner 2049, la producción que la puso en el radar de la industria. Todo lo que vino a partir de ese momento ya es historia, incluidas una nominación a los Globos de Oro por su papel en Knives Out y otra a los Oscar por su actuación en Blonde, donde interpreta a Marilyn Monroe.
Todo esto ha propiciado que la actriz no solo se convierta en una cara deseada para sus "sets" habituales de grabación, sino también para las marcas de moda, motivo por el que se ha convertido oficialmente en embajadora de alta joyería de Louis Vuitton, firma de la que lleva siendo imagen ya un tiempo vistiéndola en sus citas con la alfombra roja y asistiendo al "front row" de sus desfiles.
No obstante, no solo es en las grandes "fashion weeks" y galas de premios es cuando posamos nuestra mirada sobre ella, sino que también seguimos de cerca su estilo más del día a día, el más cercano que muestra compartiendo instantáneas de lo más naturales con sus seguidores de Instagram.
De su última publicación, además de con sus adorables perritos que solía pasear con Ben Affleck, te recuerdo que mantuvieron una relación durante un tiempo antes de que este volviera con Jennifer Lopez después de años separados y sendos matrimonios de por medio, nos quedamos con su vestido blanco, uno de los colores en tendencia de esta temporada por muy obvio que pueda llegar a sonar, que grita verano a los cuatro vientos.
Se trata de un diseño con dibujos calados, largo "midi" y manga corta abullonada. Una apuesta con un punto romántico y tradicional que se encuentra a medio camino de la estética "boho-chic", que ha resurgido este año tras pasarse un tiempo en el trastero de la moda, y el estilo "old money", uno de los más deseados y buscados por la Generación Z y Millennial, como bien prueban las redes sociales. Esto último se basa en seguir una línea minimalista, con piezas especiales sin logos reconocibles pero que asociemos de forma más o menos directa con cierto nivel adquisitivo. No olvidemos que esto tiene mucho de aspiracional e influencia anglosajona. Además, en cuanto a su paleta cromática las apuestas suelen ir encaminadas a los tonos neutros.
Y de todo esto saquemos en claro un comentario muy de madre y es que Ana de Armas se ponga como se ponga está estupenda. Sí, acabo de decir eso y no me arrepiento.