No es habitual encontrar una entrevista en la que un actor ‘raje’ de alguna de sus películas. Suelen ser profesionales y no mojarse; esto les evita futuros enfrentamientos con los responsables de esos títulos de los que no están muy orgullosos. Atención: Matt Damon ha llegado para poner esta afirmación patas arriba.
En una entrevista ofrecida al medio Far Out, la célebre estrella y amigo inseparable de Ben Affleck, hizo un repaso por su obra y milagros: se definió como un actor que elude las etiquetas, que evita hacer el mismo tipo de películas una y otra vez. Así lo demuestran sus títulos para directores tan dispares como Ridley Scott, Steven Soderbergh, Scorsese o Nolan.
Sin embargo, no todo es felicidad en su carrera. Como si de un síndrome postraumático se refiere, se le tuerce el gesto cuando recuerda la tercera entrega de la saga Bourne, llamada en España El ultimátum de Bourne. Antes de proseguir con las palabras de Damon, echemos un vistazo a los resultados artísticos y comerciales de la película en cuestión.
Está dirigida por el prestigioso Paul Greengrass y en FilmAffinity cuenta con 14 críticas positivas, 1 mediocre y 1 negativa. El balance es muy satisfactorio. En Rottentomatoes, otra de esas páginas que hacen una media de las críticas de una película, El ultimátum de Bourne logró un muy buen 92 %. En cuanto a la taquilla, amasó en todo el mundo la cifra de 444,1 millones de dólares. ¿Su presupuesto total? 110 millones. Lo cuadriplicó.
¿Qué demonios ha pasado, entonces, para que el actor tenga tan mal recuerdo de esta película? Según Damon, Tony Gilroy, uno de los escritores del guion, le entregó al estudio ‘una cosa ilegible’. Aseguró que ‘podría poner a la venta el guion en eBay y acabar con su carrera’, que era ‘muy vergonzoso’ y que solo demostraba que Gilroy estaba en esto ‘por la pasta, tomó el dinero y se fue’.
También alude, además del caos organizativo que fue el rodaje de la cinta, a que Gilroy quiso acreditarse en exclusiva la creación del guion, algo que no era totalmente falso como ahora se puede ver en los créditos de la película. Asegura estar tan enfadado porque aprecia el trabajo de Gilroy: “Si no respetara a Gilroy y apreciara su talento, entonces realmente no me hubiera importado. Mis sentimientos fueron heridos. Eso es todo. “Si no respetara a Gilroy y apreciara su talento, entonces todo esto no me hubiese importado. Hirió mis sentimientos. Eso es todo.”
Aquello debió acabar un poco como el Rosario de la Aurora: rastreando la ficha artística de la cuarta y última entrega de la saga Bourne, titulada, simplemente, Jason Bourne, no encontramos ni rastro de Tony Gilroy. Para que el lector lo tenga en cuenta: Gilroy es el creador de la serie Andor y guionista de Rogue One.