Ayer los medios irlandeses informaron de la muerte de una de sus artistas más reconocidas internacionalmente, Sinéad O'Connor, la cantautora de la mítica Nothing compares 2U. Aunque las causas de la muerte no se han desvelado, la agonía de esta ganadora de un Premio Grammy ha sido lenta, ya que su vida ha sido complicada desde la infancia, en concreto desde que sus padres se separaron y ella junto a su hermano John decidieron dejar la casa de él después de un tiempo para volver con su madre porque la echaban de menos. Sinéad sufrió agresiones en casa por parte de ella desde la infancia.
La vida de la artista ha sido prolífica y exitosa en lo profesional, pero en el ámbito personal complicada, inestable y muy dura. Se intentó suicidar a los 33 años cuando se estaba atravesando el juicio por la custodia de sus dos primeros hijos. Tiene cuatro y cada uno de ellos de una pareja diferente. Sin embargo, antes de eso ya había pasado por mucho más.
A diferencia de ciertas estrellas del panorama internacional, Sinéad O'Connor, al igual que Johnny Depp, al que encontraron hace unos días inconsciente en su habitación de hotel de Budapest, ha hablado a lo largo de su vida de sus adicciones confesando que ha probado multitud de sustancias psicotrópicas aunque solo decía que lo que consumía con asiduidad era marihuana.
En su autobiografía Remembranzas que lanzó en 2021 la cantante hacía un repaso a su vida entrando en detalles tan explícitos como una persecución que sufrió por parte de Prince, el compositor de su canción más emblemática, tras salir despavorida huyendo del acoso de su compañero de profesión. cómo su discográfica la presionó para abortar cuando se quedó embarazada tres meses antes de lanzar uno de sus proyectos y, por supuesto, su polémica participación en Saturday Night Live en 1992 cuando rompió delante de las cámaras una foto de Juan Pablo II, que perteneció a su madre, para denunciar los casos de abusos y violaciones sexuales por parte de la Iglesia, un acto que la marcaría durante toda su vida a pesar de haberse adelantado 27 años a lo que el papa Francisco I reconocería en 2019.
Sin embargo, a pesar de todo esto, O'Connor decía que lo que hizo descarrilar su carrera no fue eso, sino tener un disco en el número uno, ya que ella no sentía que esa fuera su finalidad como artista al no atender a las dinámicas de la industria musical ni a los dictados de cualquier tipo, incluso estéticos, de las discográficas. "Tenía que volver a ganarme la vida actuando en directo. Porque he nacido para eso. No nací para ser una estrella del pop. Porque para eso hay que ser buena chica. No ser demasiado problemática”.
Durante toda su vida, Sinéad luchó además contra diversas enfermedades mentales, algo que ella achacaba a la genética de su familia materna. En su diagnóstico una lista encabezada por la bipolaridad, seguida de depresión, agorafobia y un trauma desarrollado tras pasar por una histerectomía. Tras una crisis nerviosa en 2014 estuvo ingresada en una clínica hasta 2018 y cuando salió de ella tenía en su cuenta bancaria únicamente 8000 dólares.
En 2022 decidió ingresar voluntariamente de nuevo en un centro debido a la desaparición, más tarde muerte, de uno de sus hijos, la gota que colmó el vaso de O'Connor tras una vida que le impidió vivirla.