La tormenta perfecta tuvo sus más y sus menos con la crítica cuando fue estrenada. Para algunos es un filme catastróficos, para otros los efectos visuales son salvables y el resultado final es ingenioso. Dirigida por Wolfgang Petersen -conocido por la película del submarino Das Boot- y con George Clooney, Mark Wahlberg, John C. Reilly y Diane Lane como protagonistas, la cinta no tenía mala pinta.
Lo que ninguno esperaba era que la producción fuese objeto de un proceso judicial que duró nada más y nada menos que 14 años.
La historia de la película es simple: el Capitán Billy Tyne tiene una mala temporada de pesca y decide ir a Cape Flemish, que está lleno de peces. Allí parece tener suerte, pero los elementos climatológicos no van a dejar que vuelva a casa tan fácilmente. Una tormenta tropical, frente meteorológicos, huracanes, mar embravecido... Los hombres de Tyne tienen que estar preparados para todo.
Un capitán demasiado 'hollywoodiense'
Parecía una película de aventuras en el mar pasable y poco más, pero poco después del estreno de la película, las dos hijas y la esposa del verdadero Capitán Tyne -interpretado por Clooney en la cinta- presentaron una denuncia contra el estudio Warner. Su queja era que se habían alejado demasiado de la realidad.
Jodi Tyne criticó en particular a los guionistas por alterar los hechos de la vida de su esposo para hacerlos más atractivos comercialmente para los propósitos de la película. Según ella, Billy "Skip" Tyne no era el pendenciero que muestra la película y mucho menos alguien que se burlaba de su equipo. Además, argumenta que su esposo nunca habría arriesgado la vida de todo un grupo para transportar un envío de manera segura a pesar de que una tormenta sin precedentes les amenaza.
Amparada en la ley del Tribunal de Florida, cuya ley protege a las personas de tergiversar a alguien para promocionar un producto o una empresa comercial, Jodi y sus hijas buscaron una compensación económica. No fueron las únicas, otras familias anónimas demandaron a los productores alegando que habían utilizado sus nombres sin permiso y que, además, habían cambiado los hechos.
La respuesta del estudio no se hizo esperar. Ellos se aferraron a la Primera Enmienda Estadounidense, la que concierne a la libertad de expresión. La defensa mantenía que, aunque está oficialmente basada en la vida del Capitán Tyne, tiene una parte de ficción, lo cual estaría protegido por la Constitución del país.
Catorce años de procesos interminables llevaron el litigio ante la Corte Suprema de Florida. Ésta, con 6 votos contra 1, dio la razón al estudio Warner el 7 de junio de 2014.