Hoy por hoy, ¿sería Sweeney Todd defendido en Twitter hoy en día por ser un empresario en búsqueda de sinergias? Doble beneficio: ganaba como barbero y, además, con las deliciosos pasteles de carne que preparaba su amante. A cambio lo único que se llevaba eran unas cuantas vidas humanas, pero todo es poco para parar el progreso. Lo que originalmente nació como una novela dividida en 18 partes semanales se convirtió en un libro, en un musical y, por supuesto, en una película de Tim Burton. Un proyecto loquísimo que, sorprendentemente, llegó a muy buen puerto.
Cantando, bebiendo y rajando
Es sorprendente lo vigente que sigue la historia de Sweeney Todd más de 150 años después de su primera publicación en 1846. Tanto es así que incluso antes de que acabara el serial por escrito ya se estaba representando una obra de teatro en Londres con una visión ligeramente alternativa de la leyenda. Sin Johnny Depp, eso por descontado.
Pero la película de Tim Burton tiene un error gravísimo dentro de su frialdad y su calidad sin tacha. Alrededor del minuto 43, al final de la canción 'Wait', Sweeney y su amante escuchan cómo Anthony sube las escaleras y Sweeney corre hacia su tienda. Entonces aparece un pequeño gran error que a día de hoy parece imposible que entrara en el montaje final. A ver si lo véis.
Efectivamente, en el borde de la ventana destaca una botella de agua moderna. Sweeney también tenía que hidratarse, al fin y al cabo. Debido al cambio ligero de formato, en DVD y los pases por televisión no suele verse, pero en streaming debería. Cualquier excusa es buena pare repetir el visionado de una de las películas más fascinantemente extrañas de un director que no destaca precisamente por su normalidad.