Algo pintaba mal en la saga Blade cuando Guillermo del Toro decidió que para la tercera parte, Blade: Trinity, prefería darle el manto a otra persona. ¿Y quién mejor que David S. Goyer, que había guionizado las dos películas anteriores? Pues, visto lo visto, cualquier persona: Wesley Snipes nunca aceptó el cambio de director y su actitud en el set hizo que la saga y cualquier spin-off que se planteara fuera cancelada de inmediato. Eso sí, nos dio un par de momentos para el recuerdo de lo cutre que puede ser Hollywood a veces.
Una cámara-vampiro
Por lo que cuenta Patton Oswalt, que aparecía como secundario, Snipes se pasaba el día en su caravana fumando marihuana e ignorando cualquier dirección que quisieran darle. La mala relación entre el actor y sus compañeros de trabajo llegó a tal punto que, cuando tuvo que abrir los ojos en una escena, se negó a ello con tanta vehemencia que acabaron teniendo que insertar unos ojos en post-producción en un plano imposible.
Pero para plano imposible, el que Jessica Biel se marcó en el momento de disparar una de sus flechas directamente a cámara. Para proteger al equipo y la cámara, protegieron todo con una pared de plástico. Bueno, todo excepto un pequeño agujero por el que pasar la lente de la cámara y que el plano saliera limpio. Seguro que no adivináis dónde fue a dar la flecha de la actriz. Efectivamente: acabó destrozando una cámara de unos 300.000 dólares. Su cara era un absoluto poema.
Por suerte, el seguro está para algo, y no fue la única cámara que se rompió durante el rodaje. "Nuestro seguro mereció la pena", comentarían después en los extras del DVD. Hay que decir que el personaje de la pobre Jessica Biel no dio para más, a pesar de que en su día se plantearon secuelas con ella de protagonista. Ni Biel, ni Snipes, ni el mismísimo Ryan Reynolds: Blade: Trinity estaba condenada al fracaso. Pese a todo, en taquilla salvó los muebles y dio un poquito de beneficio. Al menos mereció la pena disparar una flecha y atravesar la cámara.