El primer Óscar a "efectos especiales de ingeniería" se dio el primer año de la gala, en 1927, para Alas. No volvería a otorgarse uno hasta diez años después, cuando en 1938 se lo llevó Lobos del norte. Por la categoría han pasado desde Treinta segundos sobre Tokio hasta Los diez mandamientos pasando por Avatar, Gladiator o Matrix. Pero hay una película que jamás pisó el escenario pese a merecerlo... porque ni siquiera fue nominada: Tron. Y la historia es de lo más curiosa.
Qué pasa, Tron
En 1982, las siglas CGI no significaban absolutamente nada, así que el hecho de que Tron hubiera rodado quince minutos utilizándolo no significaba nada para el gran público: antes de ella habían usado efectos por ordenador películas como Star Wars, episodio IV o Alien, pero de manera muy somera, apenas unos segundos para dejar pistas del futuro del cine. Tron lo dio todo en un cuarto de hora fabricado cien por cien desde un ordenador: el resultado era impactante, pero en la Academia creyeron que estaban... haciendo trampas.
Hay que tener en cuenta que por aquel entonces los artistas de efectos especiales tenían que mapear cada plano individualmente y unirlos después, más o menos como en los primeros años de la animación tradicional. Imaginad 15 minutos así, uno tras otro. Para la Academia (y para Disney) eran "ordenadores haciendo efectos" y lo pusieron en un segundo plano, como si las técnicas que estaban inventando no tuvieran futuro.
Al menos Tron sí que consiguió la nominación a mejor vestuario y mejor sonido, mientras que los efectos especiales se los llevó E.T. El extraterrestre, compitiendo contra Poltergeist y Blade Runner. Años después, los efectos visuales hechos por ordenador marcarían el camino a seguir... por más que en 1982 pensaran que la idea era una tron-tería.
