En un principio, Alien no se llamaba así: su nombre era Memory, aunque trataba básicamente de lo mismo: un equipo de astronautas que despierta con el aviso de que su viaje ha sido interrumpido porque han encontrado una señal en otro planeta misterioso. El problema es que Dan O'Bannon, el guionista, no tenía ni idea de dónde iba a meter la excusa que había encontrado para hacer esta historia: el alienígena xenomorfo asesino.
Prroblemas de ortogrrafía
Poco a poco, O'Bannon y su co-guionista, Ronald Shusett, empezaron a coger inspiración de aquí y allá, añadiendo partes de otros guiones que tenían escritos y remodelando Memory en... Star Beast, un nombre absolutamente terrible que acabó convirtiéndose en Alien, el octavo pasajero. Fue para tanto la cantidad de conceptos que cogió de aquí y allí que en su día afirmaría "No le he robado Alien a nadie. ¡Se la he robado a todo el mundo!".
Pero incluso un guion de acero no pudo evitar que tuviera algunos errores flagrantes a los que difícilmente se puede culpar a O'Bannon. Por ejemplo, en una escena en la que Ripley está escribiendo y hablando con "Madre", tiene una falta de ortografía bastante flagrante: "overide" en lugar de "override". Qué costaba escribirlo bien, Ripley, y dejar el lenguaje SMS a un lado.
El guion, por cierto, se vendió como "Tiburón en el espacio" y estuvo a punto de ser una producción de serie Z de Roger Corman antes de que Fox la rescatara y pusiera once millones para hacerla. Solo quedaba una pieza clave: la elección de la Teniente Ripley, para la que Sigourney Weaver acabó haciendo el casting... mientras, detrás de ella, los decorados se estaban montando. Así se hacen las joyas de la historia del cine: a toda prisa.