A pesar de tener una personalidad tan exuberante e irreverente, que da a entender que no tiene pelos en la lengua o hasta consideración por resultar incorrecto, Quentin Tarantino es alguien que toma las decisiones de manera muy meditada. Y hasta da bastante importancia a cómo se perciben sus películas, tratando de que no haya malentendidos sobre sus intenciones.
Malditos bastardos es una de sus películas más decididamente políticas. Por motivos obvios, ya que se trata de una película de la Segunda Guerra Mundial donde un pelotón de judíos de élite se dedica a la caza y mutilación de oficiales nazis. Y también porque Tarantino se toma la libertad de cambiar el final de la historia real, matando a Adolf Hitler de manera violenta y cambiando el destino de otros criminales nazis.
El director lo veía como parte de una serie de películas sobre la venganza, siguiendo su glorioso espectáculo con los dos volúmenes de Kill Bill. Con esta película bélica estaba tanteando el terreno para ver hasta dónde podía llegar: "Se me ocurrió la idea de que los judíos americanos se vengaran" de Hitler y su ejército. Un ánimo muy loable, aunque no se dejó llevar por completo por el entusiasmo.
Vítores de aprobación
Al principio, a Tarantino le preocupaba ir demasiado lejos con la idea de judíos americanos vengándose en el París ocupado por los nazis. Es por ello que preguntó a todos sus amigos judíos sobre la idea, valorando si era una idea respetuosa que puede entusiasmar a ese público. Tal y como recoge el libro Quentin Tarantino: The Iconic Filmaker and his Work, obtuvo un sonoro coro de aprobación de sus amigos. Tenían muchas ganas de ver esta historia.
Tarantino sólo tenía un mes para conseguir a Brad Pitt para ‘Malditos bastardos’: unos vinos fueron suficientesCon esa aprobación, Tarantino se vio con el ánimo de salir adelante, e incluso arriesgarse con los cambios históricos. Una decisión que hizo que Brad Pitt tuviera algún reparo en subirse a este tren desbocado. No fue tanto por la loca carrera hacia la producción, que le hizo incorporarse a tan solo un mes de empezar a rodar, como por el tono del final. ¿Realmente iban a cambiar el curso de la historia? ¿Era algo que se podía hacer con buen gusto? Se imaginaba una reacción negativa, pero lo que se topó fue con una de las películas más aclamadas del director.
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