La 80ª edición del Festival de Venecia está marcada por los regresos. El de Michael Mann, el de David Fincher junto al de Michael Fassbender y el de Sofia Coppola. Esta última se coloca detrás de las cámaras de Priscilla, su nueva película después de tres años. El filme, protagonizado por Cailee Spaeny y Jacob Elordi, es la adaptación de la autobiografía de Priscilla Beaulieu-Presley titulada Elvis and Me: The True Story of the Love Between Priscilla Presley and the King of Rock N' Roll.
Priscilla funciona como contrapunto a la Elvis de Baz Luhrmann, pues Coppola muestra el lado oscuro del famoso músico, algo que nunca antes se había retratado. La película es un melodrama que se centra en la violencia machista de Elvis contra su mujer Priscilla, con la que comenzó un noviazgo cuando ella solo tenía 14 años.
Aunque el filme arranca de una forma, como señala Alejandro G. Calvo, "muy sensual, con un fluido de imágenes y música muy poderoso", solo eso y otros pequeños detalles se salvan de una película tremendamente plana.
Estas son claves por las que Jacob Elordi se ha convertido en un icono de estilo"Son cosas aisladas dentro de una película que es tremendamente oscura. Oscura a nivel dramático y a nivel de luz. Quiere hacer esas sombras pesadas sobre los protagonistas para remarcar lo mal que lo pasa ella: qué obviedad", destaca.
Como continúa:
Ha sido decepcionante porque, al final, la película formalmente es tremendamente plana. Es un melodrama que se centra en la violencia machista, en la violencia física y verbal de Elvis sobre ella. Es una película de sobremesa de Antena 3, una peli de tarde. Eso es muy poco interesante
Aunque de Priscilla hay que mencionar lo importante que es poner sobre la mesa el relato de malos tratos que sufrió la mujer de la estrella del Rock N' Roll, "el problema de la película es cómo se ha trasladado esa historia a la gran pantalla. Está mal contado, con mucha obviedad".
Priscilla solo tiene algunos elementos destacables y uno de ellos es Spaney, la encargada de dar vida a la protagonista. Ni siquiera Elordi, conocido por su papel en Euphoria, se salva. "Está fatal. Parece hecho adrede: además de retratarlo como un capullo, tu interpretación va a ser nefasta. Es muy mala la interpretación del actor. Eso hace que te sobrecarguen las formas para volver más histérico el melodrama. Al final, lo que hace la película es perder credibilidad".
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