"Los estudios no inventaron Rotten Tomatoes y la mayoría lo odian. Pero el sistema está roto. El público es más tonto. La gente normal no lee las críticas como solían hacerlo. Rotten Tomatoes es algo con lo que los estudios pueden jugar. Así que lo hacen". Así ve el cineasta Paul Schrader el panorama actual con la crítica cinematográfica y el poder que Rotten Tomatoes, el agregador de críticas más famoso de Internet, tiene sobre el público. Sus palabras las recoge Vulture, medio que ha hecho público un escándalo ocurrido en la web antes mencionada: una agencia de publicidad pagó para conseguir críticas positivas.
El medio antes citado señala que, en 2018, la compañía Bunker 15 aceptó encargarse de la publicidad de Ophelia, una versión feminista de Hamlet con Daisy Ridley como protagonista. La película, dirigida por Claire McCarthy, se mostró a la prensa especializada y de 13 críticas, 7 de ellas eran negativas. ¿Qué significa eso en idioma Rotten Tomatoes? Un 46% de nota. Es decir, un tomate podrido.
El futuro de Ophelia no pintaba bien, pero todo puede arreglarse. Vulture señala que Bunker 15 se puso en contacto con aquellos críticos de menor rango de la web y la agencia les pagó 50 dólares o más por cada crítica positiva. Según Rotten Tomatoes, está prohibido en su web "hacer críticas basándose en un incentivo financiero".
TODO POR UN TOMATE FRESCO
En octubre de 2018, un empleado de Bunker 15 envió un email a un posible crítico: "Es una película de Sundance y la sensación es que algunos críticos la han tratado con cierta dureza (estoy seguro de que las altísimas expectativa fueron las culpable), por lo que los equipos involucrados sienten que se beneficiarían de más aportes de diferentes críticos".
Cuando un crítico preguntó a la agencia qué pasaba si odiaba la película, el empleado de Bunker 15 le respondió que los periodistas son libres de escribir lo que quieran pero que los "superamables" a veces aceptan no publicar malas críticas en sus páginas webs habituales, sino poniéndolas en cuarentena "en un blog más pequeño que Rotten Tomatoes nunca ve". "Creo que es algo muy guay de hacer", añade el empleado.
Bunker 15 consiguió su objetivo: la nota de Ophelia subió y la película pasó a ser un tomate fresco. Con eso consiguió distribución en Estados Unidos.
Como pone sobre la mesa el medio Vulture y resume a la perfección Schraider, Rotten Tomatoes se ha convertido en uno de los elementos más importantes en la industria cinematográfica. Es una herramienta que pone las cosas muy fáciles en una sociedad en la que hay que hacerlo todo muy rápido. Si un usuario duda con una película, lo único que tiene que hacer es acudir a Rotten Tomatoes y, en un solo golpe de vista, ya sabe si la película está considerada "fresca" o "podrida". No obstante, como ha quedado demostrado es un sistema muy fácil de modificar.
Algunos directores han criticado públicamente a la web. Martin Scorsese dijo que reduce al director "a un fabricante de contenidos y al espectador a un consumidor poco aventurero". Brett Ratner, por otro lado, describió a la web como "la destrucción del negocio".
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