Steven Spielberg ha creado una inmensa reputación como creador de clásicos infantiles, con películas orientadas a todos los públicos que hablan especialmente a los niños o donde les da plenamente el protagonismo. Algunos que han trabajado con él describen su entusiasmo al dirigir como propio de alguien que sigue teniendo un niño en su interior. De lo que no cabe duda es que sabe comunicarse con ellos.
En su biografía se habla de manera recurrente de cómo cambia su manera de dirigir cuando está cerca de ellos, siendo un buen ejemplo su trabajo en E.T. El extraterrestre donde dirigió a Henry Thomas y Drew Barrymore cuando eran niños. Spielberg les dirigía con ánimo e inspiración más que con una autoridad rígida, intentando que la experiencia fuera divertida y estimulante para ellos más que estresante, que es lo que suele suceder en un set de rodaje.
Spielberg adoptó un enfoque más amistoso y enriquecedor en lugar de actuar estrictamente como una figura de autoridad. Más que como un director al uso, se comportaba más como un amigo o un hermano mayor para que se sintieran cómodos, buscando intereses comunes con ellos como jugar a los videojuegos con Barrymore en los descansos para comer o empleando conversaciones casuales para comunicarles sentimientos o esencias emocionales de una escena, en lugar de darle detalles técnicos. También les hacía hablar con el animatrónico de E.T. como si fuese real, en lugar de un material de atrezzo.
Énfasis en lo natural
En el set, Spielberg suele ser muy didáctico sobre cómo actuar ante la cámara para actores poco experimentados o niños. En el caso de Whoopi Goldberg en El color púrpura le enseñaba a trabajar desde dentro, dejando que la cámara observe los procesos de pensamiento del personaje en lugar de proyectarlo. Es por ello que al rodar con actores como Barrymore se enfatizaba capturar reacciones naturales e improvisadas, en lugar de repetir tomas para asegurarse de tener material.
Habitualmente dedica tiempo a preparar psicológicamente a los jóvenes actores para las escenas de emociones intensas. Cuando trabajó con Christian Bale en El imperio del sol, una película de inquietudes más adultas pero contada a través de la perspectiva de un niño, se comunicaba con él de manera intuitiva. En una de las escenas claves donde se separa de su madre le explicaba: "Creo que la razón por la que quiero que tengas un avión en la mano es porque tienes que elegir entre la mano de tu madre o tu avión, que cae, y eliges tu avión".
Es por ello que luego al final de la película el proceso de maduración que vive el personaje se siente genuino y poderoso. La manera en la que Spielberg comprende de manera natural el desarrollo mental de un niño o un joven permite sacarles interpretaciones memorables, además de películas con experiencias emocionales plenas. Una de las claves que le hacen un director de éxito.
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