Rodar acción requiere mucha preparación. Habitualmente salen noticias y vídeos mostrando el proceso que siguen sólo los actores para llevar a cabo las coreografías espectaculares que realizan si son ellos los que realizan la acción y no un doble. Se hace para que todo quede tal y como se ha planificado, pero también para estar preparado si toca hacer un cambio de planes. Nadie lo experimentó tanto en sus carnes como Uma Thurman.
La actriz volvió a trabajar con Quentin Tarantino tras su inmortal trabajo en Pulp Fiction, recibiendo además un rol prácticamente igual de icónico (sino más) como La Novia en los dos volúmenes de Kill Bill. Un proyecto más sugerente y apetitoso tras sus decepcionantes trabajos de acción en Los vengadores (los otros, no los de Marvel) y Batman y Robin.
Pero el trayecto no iba a ser nada fácil. Tarantino quería hacer acción muy ambiciosa, mezclando sus diferentes influencias del cine oriental y de explotación. Thurman tuvo que entrenar durante meses para poder realizar las escenas de pelea que tenía preparadas, realizando entrenamientos de las nueve de la mañana a las cinco de la tarde y pasando semanas con las prestigiosas escuelas de samurai y kung fu de Chiba y Woo-ping. Algo muy similar a lo que vive su personaje en el Volumen 2, dando un aire muy metacinematográfico a esa parte.
Cambio de planes
"Sobrevivir a aquello fue empoderador", afirmó la actriz. Al terminar el entrenamiento emergió como una guerrera total, "capaz de realizar maniobras notables de seis movimientos" tal y como se requería. Pero rara vez terminaba haciendo las coreografías que habría estado practicando. Tarantino acababa cambiando las escenas durante el rodaje, a veces incluso el mismo día en el que tocaba rodar. El director se inventaba secuencias allí mismo, como números musicales en los que se mezclaban estilos de wushu y kung fu, espadas y puños. Todo muy ambicioso.
El rodaje de la secuencia más memorable, la lucha en restaurante de Tokio contra los 88 Maníacos y con O-Ren Ishii (Lucy Liu), fue la más laboriosa y la que más cambios sufrió. Rodarla llevó seis semanas más de lo previsto, aunque Tarantino podía permitírselo por la confianza total del estudio. "Aprendió por sí mismo a hacer acción para esta película" afirmó Thurman, cuya preparación e instinto le permitió ir siguiendo las improvisaciones de su director.
Quentin Tarantino ve ‘Kill Bill’ como una relación sadomasoquista con el espectador: “Cuando sales tienes algo que contar”Aunque ese carácter impetuoso no siempre salió como debía. En el Volumen 2 hay una escena de conducción que Thurman realizó ella misma a insistencia de Tarantino, a pesar de que el vehículo estaba algo cascado y la carretera no estaba en las mejores condiciones. La actriz terminó chocando contra un árbol, lo que alarmó al director que corrió con su equipo a asegurarse de que estaba bien. Desde entonces se ha estado disculpando con ella, y sin duda aprendió a tener las cosas un poco más controladas cuando hay riesgo involucrado.
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