Brendan Fraser siempre será el protagonista de la genial trilogía de La momia. Su personaje de Rick O'Connell introdujo a muchos niños en el género de aventuras y, varias décadas después, sigue entreteniendo como el primer día. Años más tarde, Fraser volvió a intentarlo con la fantasía, pero la película que eligió supuso un fracaso tan estrepitoso que destruyó una saga que ya estaba planificada.
Corazón de tinta se estrenó el 19 de junio del 2009 en cines españoles, unos meses después de haber visto la luz en Reino Unido. Las críticas fueron demoledoras. En SensaCine, Cristina Álvarez López le dio 1,5 estrellas de un total de 5 y apuntó que es un intento torpe dentro del género. "El mayor problema del filme son sus efectos especiales y su diseño de producción, que hacen que ese mundo de fantasía que supuestamente cobra vida parezca muerto de antemano", escribió la crítica.
En cartelera tampoco fue bien acogida y solo cosechó 62, 4 millones de dólares, lo que para un presupuesto de 60 es decepcionante.
La cinta se centra en Mo Folchart (Fraser) y su hija Meggie (Eliza Bennett), de 12 años. Los dos son unos apasionados de la lectura y Mo tiene la capacidad de convertir en reales los personajes de ficción que aparecen en los cuentos. Basta con leerlos en voz alta para que se conviertan en seres de carne y hueso, pero cuando hace esto una persona de la vida real se queda en el libro.
Un día, en una librería antigua, Mo escucha como un libro le llama: es Corazón de tinta, el cual ha estado buscando desde que Meggie tenía tres años. Fue en ese momento cuando su esposa, Resa, desapareció en el mundo de la novela. Ahora Mo y Meggie tienen que liberar a Resa, lo que supondrá una nueva aventura por un reino mágico plagado de personajes peculiares.
El reparto, además de tener a Fraser al mando, contó con grandes nombres de la industria. Por ahí andaban Paul Bettany, Helen Mirren, Jim Broadbent y Andy Serkis. El director fue Iain Softley, conocido por haber dirigido a Angelina Jolie en Hackers (2005) o Las alas de la paloma (1997), por la que Helena Bonham Carter recibió una nominación al Oscar.
A pesar de este brillante equipo, la cinta no terminó de captar la esencia que Cornelia Funke, autora del libro original, había dado a la historia.
"No, no hay planes y admito que estoy muy contenta por ello, ya que la primera película era muy diferente del libro"
La película adapta la novela de Cornelia Funke de mismo nombre que se publicó en 2003 y causó sensación en los lectores de Reino Unido. Se trata, además, de un relato al estilo de La historia interminable que tenía potencial para atraer a muchos espectadores a las salas de cine. Sin embargo, el trabajo de realización no consiguió darle un buen resultado final y destrozó los planes del estudio para continuar con la saga.
La novela original cuenta con dos segundas partes: Sangre de tinta (2005) y Muerte de tinta (2008). Esta fue una de las razones por las que New Line Cinema quiso convertirla en película, pero se quedó con las ganas. Tras anunciar que habría dos adaptaciones más, decidió archivar el proyecto y probar suerte con otra producción.
En 2016, la propia autora confirmó que no había ningún plan para continuar la saga en la gran pantalla: "No, no hay planes y admito que estoy muy contenta por ello, ya que la primera película era muy diferente del libro. Me enseñó que convertir una novela en una película es como convertir una alfombra en un pañuelo", aseguró a través de la plataforma Goodreads.