The Flash se planteó, en un principio, como un punto y seguido para el Universo DC creado por Zack Snyder: una especie de reinicio en la que unos héroes perdurarían, otros se irían para siempre y otra persona tomaría el bastón de mando. Sin embargo, la llegada de James Gunn y Peter Safran al liderazgo de DC para hacer un nuevo universo superheroico echó por tierra todos los planes que tenían hasta ese momento: The Flash acabó estrellándose en taquilla y sus cameos no causaron el hype en el que confiaban.
Hago Flash y aparezco a tu lado
A lo largo de la película, The Flash se convierte en un pequeño muestrario de todo lo que ha dado DC a lo largo de los años, tomando algunas decisiones moralmente complicadas (la resurrección virtual de Christopher Reeve y George Reeves como Superman) y otras que cumplían sueños de toda la vida (esa película de Nicolas Cage que jamás llegaremos a ver). Sin embargo, entre George Clooney, Gal Gadot y Helen Slater hubo uno que solo los más avispados consiguieron ver.
Sucede al inicio de la película y es un visto y no visto: cuando Barry Allen corre por la ciudad para salvar a los niños cayendo del hospital (en una escena ya infame), coge la pizza de un viandante para poder seguir teniendo la fuerza suficiente para seguir. Esa persona a la que roba la comida es, ni más ni menos... que Nikolaj Coster-Waldau, el famoso Jaime Lannister de Juego de Tronos.
No son pocos los que se preguntan por qué desperdiciar a un actor así para un simple cameo, pero la verdad es que es amigo personal de Andy Muschietti y ha afirmado más de una vez que quiere meterle en todos sus proyectos. Como director de The brave and the bold, la próxima película de Batman dentro del Universo DC de James Gunn... ¿Volverá a quedarse sin pizza otra vez? Puro drama.