Ni la más famosa de las estrellas de Hollywood puede con los grandes estudios. Al fin y al cabo, un gran actor le debe lo que es a todos los ejecutivos que hay en los despachos de las productoras, así que en una situación delicada el que tiene todas las de perder suele ser el intérprete. Incluso si te llamas Bruce Willis.
El protagonista de Jungla de cristal se atrevió a plantarle cara a Disney cuando un proyecto en el que estaba metido no estaba saliendo como él pensaba que tenía que salir. Esto le llevó a despedir a parte del equipo y paralizar la producción. Sin embargo, le valió la pena hacerlo porque terminó protagonizando dos auténticos clásicos del cine. Vamos a repasar un poco los acontecimientos.
Sony Pictures Releasing de España
A mediados de los 90, Willis era uno de los actores más cotizados de Hollywood. Había protagonizado Pulp Fiction (1994), Doce monos (1995) o El quinto elemento (1997). Los productores se lo rifaban. Como quería ampliar su espectro de personajes, se embarcó en una comedia romántica titulada Broadway Brawler, dirigida por Lee Grant, una actriz de renombre que había estado una década sin poder trabajar y que entonces probaba suerte como directora con buenos resultados. Iba a trabajar junto a Maura Tierney (Urgencias) y todo estaba listo para comenzar a rodar en Delaware a comienzos de 1997.
La cinta era una especie de Jerry Maguire ambientada en el mundo del hockey. Willis era un jugador de hockey acabado que termina enamorado del personaje de Maura Tierney, pero algo no convenció al protagonista, que quiso mandarlo todo por la borda en el primer mes de rodaje.
Las diferencias entre Willis y la directora fueron palpables desde el principio y el rodaje fue una pelea constante. Llevaban 20 días de grabación cuando el actor, que también era productor, despidió a Lee Grant junto con un buen puñado de miembros del equipo -tanto técnicos como intérpretes-. El estudio ya había invertido 25 millones de dólares en ella cuando se presentó el problema, pero no tuvieron otra opción más que cerrar la producción.
Walt Disney Studios Motion Picture Spain
Joe Roth, presidente de la empresa que financiaba la película, Cinergi, intervino tras la cancelación y se enfrentó a Willis cuando nadie más quería hacerlo. Le pidió a Willis que protagonizara dos películas más por 10 millones de dólares cada una y que luego reanudarían Broadway Brawler. Era una jugada muy peligrosa por parte del actor, ya que tenía que firmar a ciegas su obligación de aparecer en esos filmes, pero le salió bastante bien porque las películas que se vio obligado a rodar fueron Armageddon (1998), El sexto sentido (1999) y El chico (2000). Las dos primeras son hitos en sus géneros, la tercera es recordada con cariño por más de uno que la vio de pequeño -me incluyo en este grupo-.
Los números hablan por sí solos. Armageddon se hizo con 140 millones y recaudó más de 550, El sexto sentido costó 40 millones y llegó a los 672 en taquilla, El chico se hizo con 65 y cosechó 110. Y, francamente, nos alegramos de que Willis pusiera en riesgo su carrera para terminar haciendo estas películas.
