Enfrentarse a una película de Hayao Miyazaki es algo único. Mágico. Una experiencia que trasciende la pantalla y provoca sensaciones gigantes. Llamarle director, incluso cineasta, parece quedarse corto porque Miyazaki es, sobre todo, un artesano del cine y lo ha demostrado de nuevo con su nueva película El chico y la garza.
El filme se ha encargado de dar el pistoletazo de salida a la Sección Oficial del Festival de Cine de San Sebastián, lo que convierte a la 71ª edición del certamen en la inauguración más importante del evento en años. Por si fuera poco, la ciudad no solo se ha convertido en el escenario del regreso de Miyazaki después de una década, también es uno de los tres premios Donostia de esta edición.
La misteriosa película anime de la que poco quiere Miyazaki que sepas: Primeras imágenes y fecha de estreno en EspañaEl chico y la garza, inspirada en la novela ¿Cómo vives? de Genzaburo Yoshino -el libro hace un cameo en la película- sigue a Mahito, un niño que pierde a su madre en el incendio de un hospital durante la guerra de Japón. Años después, su padre ha encontrado a una nueva pareja y Mahito se va a vivir con ellos a otro lugar y a otra casa. Este nuevo y extraño hogar es parte del linaje del protagonista, está algo aislado y en él llevan ocurriendo cosas extrañas desde hace décadas. No diremos más, porque parte del encanto de ver una película de Miyazaki es hacerlo casi a ciegas.
Con este filme, el fundador de Studio Ghibli construye un vasto mundo de fantasía para tratar temas mundanos como el duelo y la madurez. El chico y la garza es también una película oscura y con momentos muy sombríos. Algo que, contra todo pronóstico, la hace todavía más bella. Este último es un adjetivo del que desbordan siempre los filmes de Miyazaki. No solo a nivel estético, también en el narrativo y, por supuesto, el musical. La banda sonora de Joe Hisaishi, colaborador habitual del cineasta, es preciosa.
El chico y la la garza es una mágica joya de artesanía. Si esto es lo último que hace Miyazaki, es un gran broche de oro para su carrera.
'KALAK': UN SINSENTIDO DE DESGRACIAS
Como que te lancen un jarro de agua fría. Si lo nuevo de Studio Ghibli es apacible y agradable, la película que sigue a El chico y la garza en Sección Oficialó -está ya sí a concurso- es todo lo contrario. Y lo deja bien claro con su primera escena explícita de una violación. Kalak, de la directora sueca Isabella Eklöf, es un sinsentido de desgracias.
Abusado sexualmente por su pedófilo padre, Jan se alejó todo que pudo de él y abandonó Copenhague para irse a Groenlandia, donde vive junto a su mujer e hijos. El protagonista, que trabaja como enfermero, intenta por todos los medios integrarse en la cultura de su nuevo hogar: aprende el idioma y busca ser un "kalak", un término que significa "sucio groenlandés". A su vez, su padre le envía una carta contándole que tiene cáncer.
Jan es un personaje con el que es muy difícil empatizar. Se acuesta con otras mujeres y le deja claro a su mujer que lo va a hacer sin pedirle permiso ni perdón, algo que ella acepta. Infidelidad tras infidelidad, carta de su abusador tras carta de su abusador, Jan se adentra en un pozo de soledad que intenta llenar de cualquier forma: fiesta, sexo, mujeres y drogas.
Lo más destacable de Kalak es una conversación que el protagonista tiene con un médico. En ella, este último le confiesa que, gracias a las pastillas a las que tiene acceso en el hospital, ha evitado el suicidio hasta en tres ocasiones. También le cuenta y recomienda las mejores combinaciones de fármacos para cambiar su personalidad y que la vida se haga menos cuesta arriba. La vida no sé, pero lo que sí se hace cuesta arriba es ver esta película.
'VIDAS PASADAS': LA BELLEZA DE LO SIMPLE
Volver a lo sencillo en un mundo que lo que aplaude es todo lo contrario parece un suicidio. Es difícil creer que todavía se pueden hacer películas que transforman lo simple en belleza. Sorprende, todavía más, descubrir que estás ante un debut en la dirección, el de Celine Song. La inconsciencia e inexperiencia de las primera veces, normalmente, no produce algo tan próximo a la perfección. Pero Vidas pasadas demuestra que todavía hay esperanza.
La película de Song, parte de la sección Perlak, cuenta una historia universal, la del primer amor de la infancia. Nora y Hae Sung se gustan desde pequeños, pero ella y su familia están a punto de abandonar Corea y marcharse a vivir a Canadá. Los dos pierden el contacto y la vida sigue. Doce años después, en su veintena, se reencuentran a través de Skype. Ella estudia y vive en Nueva York para ser escritora. Él, todavía en Corea, va a ser ingeniero. Retoman la relación y se vuelven a sentir atraídos el uno por el otro, pero la imposibilidad vuelve a ser máxima. Tras chorar de nuevo el contacto, otros doce años más tarde, cuando ella está casada y él acaba de romper una relación, se ven por primera vez en persona en Nueva York.
Song, que también firma el guion, presenta con Vidas pasadas una película preciosa, impecable y en la que todo está perfectamente medido. Una historia sobre cómo mutamos y nos convertimos en personas diferentes, pero también sobre las constantes de nuestra vida. Cada doce años, cada vez que se reencuentran, Nora y Hae Sung son alguien nuevo el uno para el otro. Los protagonistas cambian, pero su conexión, por mucho tiempo que pasen sin hablar, nunca se rompe.
Con su título, Vidas pasadas también hace referencia a un elemento cultural coreano. "In-yeon" es una palabra que describe los lazos que unen a dos personas a lo largo de su vida y cómo están destinados a que sus caminos se crucen siempre. Cada vida es un in-yeon más que se suma a los acumulados y, cuando se llega a un número muy elevado, esas dos personas se casan. Así, con este término, Song da esperaza a sus protagonistas: aceptan su triste destino en esta vida, pero lo hacen con la esperanza de que en la futura puedan estar juntos.
Vidas pasadas es un debut extraordinario.
'DISPARARON AL PIANISTA': MISTERIO A RITMO DE SAMBA-JAZZ
Acabamos la primera jornada del certamen con Dispararon al pianista, otro de los títulos que conforman la Sección Oficial pero que, al igual que con El chico y la garza, está fuera de concurso. No es la única cosa en común que tiene con el último filme de Miyazaki, también es una cinta de animación.
Fernando Trueba repasa un suceso terrible ocurrido en Argentina a través de la música y la animación en 'Dispararon al pianista'Dispararon al pianista es un 'thriller' documental dirigido por Fernando Trueba y Javier Mariscal sobre Francisco Tenório Júnior, un pianista brasileño de samba-jazz que una noche dejó su habitación de hotel para ir a comprar un sándwich y desapareció sin dejar rastro. Un suceso ocurrido cuando Latinoamérica se vio envuelta por los regímenes totalitarios. Esto que acabamos de contarte ocurrió realmente, lo que viene ahora es la parte de ficción de la película: Años después, un periodista musical de Nueva York descubre esta historia por casualidad y la convierte en el tema de su novela.
Lo nuevo de Mariscal y Trueba es una delicia para la vista y el oído. El filme utiliza el mismo estilo de animación que su anterior proyecto Chico y Rita con el que ganaron el Goya a Mejor película de animación en 2011. Dispararon al pianista es un filme atractivo y curioso en el que el trabajo de este periodista inventado hila los numerosos testimonios de amigos, familiares y músicos reales de la vida de Tenório. Por ponerle una pega: la historia se alarga demasiado y se vuelve algo plomiza y repetitiva en la recta final.
Dato curioso: para dar vida al protagonista, Trueba y Mariscal han contado con la de Jeff Goldblum. El actor de Jurassic Park, con una voz tremendamente reconocible -es abrir la boca su personaje y, sin ver la lista de actores, sabes que es él- es también pianista de jazz.
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