Ganadora del Oscar en 1996 por el guion original de Christopher McQuarrie -director de las cuatro últimas películas de la saga Misión: Imposible) y dirigida por Bryan Singer, Sospechosos habituales es una de esas películas que hoy es considerada una auténtica obra de culto entre los amantes del cine y especialmente del género 'thriller', pero que en su día dividió a la crítica. El filme tiene un 88% en Rotten Tomatoes, pero con Sospechosos habituales no hubo consenso: mientras algunos críticos se pusieron a los pies de su magistral reparto y elogiaron su inesperado final, el más famoso crítico de cine estadounidense, Rober Ebert, la introdujo sin dudar en su "lista de películas más odiadas".
Con 4,1 estrellas según los lectores de SensaCine, nuestra crítica de cuatro estrellas destaca, como ya hizo la Academia, su guion: "Adrenalítico, inteligentemente dosificado y capaz de pegarnos a la butaca sin tregua alguna durante 106 minutos".
La película posee un apabullante ritmo narrativo y Singer mueve con esmero la cámara, destacando las secuencias de acción. El resto del elenco actoral está a un altísimo nivel, desde Gabriel Byrne a Chazz Palmintieri, pasando por Stephen Baldwin o Benicio del Toro
Auténtico imprescindible del género, en ella asistimos al interrogatorio de un hombre llamado Verbal Kint (Kevin Spacey), un pequeño delincuente lisiado y modesto que ha sobrevivido a una terrible masacre en un carguero en el puerto californiano de San Pedro: un sospechoso incendio que ha provocado una gran cantidad de muertos debido al alcance del fuego y a lo concurrido de la zona.
La única pista del investigador Dave Kujan (Chazz Palminteri) es el relato del testigo, que rápidamente sitúa como el principal sospechoso al formidable y sanguinario Keyser Söze, un criminal legendario cuyo nombre basta para hacer palidecer los peores terrores, cuya verdadera identidad sigue siendo desconocida y cuya existencia misma a veces se cuestiona.
Interpretado por Kevin Spacey (cuya interpretación fue premiada con un Oscar a Mejor actor de reparto), Kint cuenta todo lo que ha visto y oído desde que fue arrestado en Nueva York con otros cuatro matones, tras un robo de armas, seis semanas antes. Pero ¿cuál de estos cinco sospechosos es realmente al maquiavélico Keyser Söze?
Pero si por algo sería recordada Sospechosos habituales, además de por su elenco, su incontestable guion y ahora también su ya mítico villano, es por su desenlace. Un giro final inesperado que ahora podríamos llamar previsible pero que en los 90 nos voló la cabeza y sirvió como inspiración a las 30 décadas de cine que vinieron después, tal y como recuerdan en nuestra página web hermana Allocine.
¡Ojo! Si no has visto Sospechosos habituales, es mejor que dejes de leer aquí (y si tienes SkyShowtime, la plataforma en la que está disponible, quizá es un buen momento para echarle un vistazo).
El mejor truco que el diablo inventó fue convencer al mundo de que no existía
Con esta famosa frase termina Sospechosos habituales y el testimonio de Verbal Kint. Después de relatar su encuentro con los otros cuatro sospechosos, su colaboración indirecta con Keyser Söze y el terrible ataque al carguero, Kint es libre de abandonar la comisaría, libre de toda sospecha.
Según la información que le acaba de llegar, el agente responsable del caso está ahora convencido de que el culpable es Dean Keaton (Gabriel Byrne), uno de los sospechosos, pero sus certezas duran poco: poco después de la partida de Kint, mientras deja vagar su mirada sobre el tablón de anuncios de su oficina y sobre la marca escrita en el fondo de su taza de café, el inspector se da cuenta de que su interlocutor se ha inventado la mayoría de los nombres de su historia, y en particular el famoso "Kobayashi".
Mientras intenta desesperadamente alcanzar a Kint, cuyo boceto ya se imprime a toda máquina en los fax de la comisaría, el pequeño delincuente ahora avanza sin cojear, con un paso sólido y claro: el de Keyser Söze.