Es uno de esos directores que nunca sabes lo que va a hacer, pero sí sabes que será algo, como poco, original. Picnic en Hanging Rock, El club de los poetas muertos, El show de Truman, Master and Commander... Peter Weir es, sin duda alguna, uno de los grandes de Hollywood por méritos propios. Y eso que empezó haciendo cortos experimentales en el tiempo libre que le dejaba su trabajo como asistente de producción en la televisión australiana. Poco esperaba acabar ganando un Óscar honorífico en 2023 tras estar nominado en cuatro ocasiones distintas. Casi nada.
Aviggo mío
Una de estas películas por las que consiguió la nominación fue Único Testigo, en 1985, protagonizada por una pareja estrella: Harrison Ford y Kelly McGillis (la protagonista femenina de Top Gun, que no volvió en su secuela). En la película, un detective de policía protege a una mujer amish y su hijo después de convertirse en un objetivo tras ver un asesinato en una estación de tren de Philadelphia. Curiosamente, nadie daba un duro por ella y acabó convirtiéndose en un exitazo de taquilla premiado con ocho nominaciones a los Óscar.
Fue, además, el primer papel de alguien que ahora conocemos perfectamente. Habla español, fue nuestro Capitán Alatriste, ha dirigido sus propias películas y, por supuesto, fue uno de los protagonistas de la triunfal exhibición de Peter Jackson en El señor de los anillos. El actor había empezado a dar sus primeros pasos en películas como La rosa púrpura del Cairo o Chicas en pie de guerra, pero su cara acabó en la sala de montaje. Fue aquí, en Único Testigo donde tuvo, por primera vez, la oportunidad de brillar.
Bueno, fueron tres o cuatro frases, pero suficiente para empezar a labrarse una carrera en Hollywood que ha compaginado con la grabación de una veintena de discos, poemarios y libros de fotografías. Nada mal para alguien que creía que ni trabajar con el mismísimo Indiana Jones le iba a permitir mantenerse a flote.