A inicios de los años 2000, cuando lo de los superhéroes no era aún una tendencia multimillonaria sino, más bien, una moda pasajera con la que hacer todo tipo de películas sin que Marvel y DC se enfadaran demasiado (así salieron cosas como Elektra o Catwoman, por ejemplo), se intentó hacer Batman Vs Superman. Y menudo enfrentamiento iba a ser. Dirigido por Wolfgang Petersen, con Colin Farrell como Batman y Jude Law como el Hombre de Acero, el tema empezaba en el funeral de Alfred y a partir de ahí no dejaba de ponerse más y más oscuro.
Superman, chorizo con Batman
En aquella versión de la lucha de titanes, Batman se retiraba como superhéroe para disfrutar de su vida de casado hasta que el Joker mata a su esposa. Es más: descubre que toda su relación había estado manejada por él para romperle por dentro. Dos muertes nada más empezar la película y aún le quedaba un enfrentamiento con el hombre más fuerte del mundo. Pobre, pobre Batman. La película, como todos sabemos, se metió en un cajón y hasta 2016 no tuvimos la polémica Batman V Superman de Zack Snyder.
Sin embargo, mucho antes de Snyder ya se volvió a dejar caer el enfrentamiento entre los superhéroes de una manera, digamos, sutil. En el mítico cartel de El caballero oscuro: La leyenda renace, que ponía fin a la trilogía de Christopher Nolan, en el que el símbolo del murciélago atraviesa todo Gotham, podemos ver un pequeño detalle abajo a la izquierda. Exacto: el logotipo del kryptoniano. ¿O no? Fijaos bien, porque es un guiño solo para los fans más acérrimos.
Batman V Superman acabó siendo objeto de burla por la famosa escena en la que ambos superhéroes se dan cuenta de que su madre se llama igual, y el Snyderverso fue cayendo poco a poco en la desgracia hasta que Aquaman 2 le ponga final definitivo este año para pasar a lo que quiera hacer James Gunn. ¿Conseguirá levantar el vuelo el universo DC o nos preguntaremos de nuevo si es un pájaro, es un avión o es un hundimiento en taquilla?