Decía Víctor Erice en el festival de San Sebastián que "el cine es una experiencia compartida". Ya no solo por la pantalla grande, sino por ver una película rodeado de extraños. Siguiendo esta misma idea, Alejandro G. Calvo ha elegido finalizar su cobertura del Festival de Cine de Sitges de 2023 -desde ahora seguiremos de la mano de Tomás Andrés- con la desconocida The Last Ashes, de Loïc Tanson, una cinta que no tiene distribución y que merece mucho la pena verla en pantalla grande, compartiendo la experiencia como quiere Erice.
The Last Ashes se ambienta en una comunidad cerrada a principios del Siglo XX en Luxemburgo donde se cometen todo tipo de actos atroces. Las niñas llevan una máscara hecha con corteza de árbol que se quitan cuando les viene la primera regla y pueden ser violadas por los hombres de su entorno. Así es como arranca la película de Tanson, que contiene imágenes impactantes y terroríficas sin caer en lo más explícito. "Un arranque terrorífico", cuenta G. Calvo en su crítica.
El cineasta no suaviza en ningún momento su retrato de esta brutal comunidad de Luxemburgo, pero logra contarlo sin repugnar visualmente.
No es grotesca en sus imágenes. Es muy poderosa en su iconografía, en su simbolismo. Las partes más crudas son en 'off'. Hay cosas muy duras en esta película, pero tiene la elegancia de no mostrarlas. Tienes la presencia brutal de la violencia, pero no tienes el descalabro de una imagen brutal que te podría sacar de la misma
G. Calvo lo define como un 'eurowestern' más cerca del cine de Robert Eggers y su El hombre del norte (2021) que de las películas de Sergio Leone. "Nos adentra en un mundo hostil pero con un punto de corazón gracias a la protagonista de la película, que tiene un tempo maravilloso de western. En esta pequeña comunidad la iconografía es muy de eurowestern, aunque, por la violencia que vemos y no vemos, la acerca más al cine de vikingos. Eso hace que se parezca a Robert Eggers por la sobriedad de las imágenes", señala.
Desde la crónica, G. Calvo hace un llamamiento para que todo el que pueda vaya a verla y pueda correr la voz de que The Last Ashes es una de las películas cinematográficas del año. "La película no defrauda, te consigue llevar tocando temas muy potentes -de dominación, de sumisión, de miedo, del horror al que se puede llegar en un estado bárbaro- sin hacer metáforas, no es necesario porque lo que vemos es suficiente como para que nos impacte tremendamente. Es impresionante", zanja el crítico y 'publisher' de SensaCine.