Entre las grandes obras maestras de Martin Scorsese figura, sin lugar a dudas, la fascinante Toro salvaje. El biopic de boxeo sobre Jake la Motta se volvió una de sus películas más aclamadas gracias a su factura excelente, relatando bien el ascenso y caída del personaje, realizando secuencias de pelea extraordinarias y empleando una fotografía en blanco y negro exquisita. Aunque lo más memorable fue la entregada interpretación de Robert De Niro.
El actor fue premiado con el Oscar por su interpretación de La Motta, siendo el único galardonado de la película además del montaje. De Niro se preparó a conciencia para el papel, investigando sobre la persona real en la que se basa su personaje y también preparándose físicamente para los etapas más diferenciadas de su vida: su plenitud física y su aumento de peso en la madurez.
Tal y como comenta Scorsese en el libro Scorsese on Scorsese, el trabajo de De Niro para protagonizar la película no se ajustaba necesariamente a un método de actuación. "Tomó lo que más le gustaba de diferentes maestros, desde Stella Adler a Lee Strasberg y otros". Así podía meterse en la mentalidad del personaje pero no ser absorbido por él. El director recuerda que su manera de trabajar consistía en "ensayar por la mañana y el resto del día lo pasábamos mirando vestuario, o yo estaría mirando localizaciones y él descansando, o escribiendo una escena".
El duro proceso de ganar peso
Sin embargo, su manera de trabajar habitual tenía que ser demandante por el trabajo físico requerido. Scorsese recuerda como el actor tenía un saco de boxeo en el set para prepararse antes de cada escena. "Fuera de cámara se le oía golpear a esa cosa, y luego entraba volando en el encuadre, todo sudado y listo para matar". No obstante, el momento más difícil llegó cuando tocó rodar las partes del final de la película, para las cuáles tenía que engordar ya que no quería usar prótesis de ninguna clase para parecer voluminoso.
Mi película favorita de Martin Scorsese: una obra maestra del 'thriller' criminal que nunca me canso de ver"Tuvimos que parar el rodaje y pagar a toda el equipo durante unos cuatro meses" recuerda Scorsese mientras De Niro engordaba para esa parte de la película. "Decía que era difícil levantarse por la mañana y obligarse a desayunar, luego comer y después cenar. Después de un tiempo se volvió realmente incómodo para él". El director, mientras tanto, aprovechó ese periodo para montar junto a Thelma Schoonmaker todo lo que tenían ya rodado, que era la mayoría de la película. Pulieron de tal manera el material que, cuando volvieron a rodar en las navidades de 1979, ya sólo les quedaba perfeccionarlo hasta llevarlo a la altura de obra maestra. Sacando lo máximo de un contratiempo.
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