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    El final de esta película nos sigue persiguiendo 28 años después: un contundente y violento 'thriller' cuyo legado sigue muy vivo
    Alicia P. Ferreirós
    Amante de las series y gran aficionada al terror, la ciencia ficción, la crónica negra y el ‘true crime’.

    Una obra maestra en blanco y negro de los 90 que marcó una generación

    Esta es la historia de un hombre que cae de un piso cincuenta. Y que se repite según va cayendo, para tranquilizarse: 'Hasta ahora todo va bien, hasta ahora todo va bien, hasta ahora todo va bien'. Lo importante no es la caída, sino el aterrizaje

    Es la frase en voz en off con la que comienza, y también termina, la brillante película francesa El Odio, La Haine, y probablemente muchos la siguen recordando. Aunque han pasado 28 años de su estreno, el filme dirigido por Mathieu Kassovitz y protagonizado por un jovencísimo Vincent Cassel marcó a toda una generación en su día y su legado sigue estando muy vivo a día de hoy. Es por eso que su director, quien alcanzó la popularidad de la mano de esta película, busca resucitarla, ahora sobre las tablas de un teatro, casi tres décadas después, de cara a 2024.

    Ganador del premio a la Mejor dirección en el Festival de Cannes de aquel año, Kassovitz logró cautivar a público y crítica con la que era su segunda película como director. El filme fue estrenado en el prestigioso festival, donde fue objeto de una enorme ovación, y, posteriormente repitió acogida en las salas de cine, liderando las ventas de la taquilla francesa durante varias semanas.

    Convertida en clásico instantáneo, el tiempo parece no pasar por La Haine, una habitual en las sesiones de cine organizadas por los institutos cuya historia, y desenlace, sigue resonando en nuestra memoria a día de hoy.

    El odio
    El odio
    Fecha de estreno 16 de febrero de 1996 | 1h 35min
    Dirigida por Mathieu Kassovitz
    Con Vincent Cassel, Hubert Koundé, Saïd Taghmaoui
    Medios
    3,7
    Usuarios
    3,9
    Sensacine
    4,5

    Protagonizada por Vincent Cassel, Said Taghmaoui y Hubert Koundé, Kassovitz comenzó a escribir La Haine un día muy concreto, nada más salir a la luz un sobrecogedor e indignante suceso acontecido en abril de 1993: el asesinato de un joven zairense de 17 años, Makomé M'Bowolé, a punta de pistola en una comisaría de policía mientras se encontraba esposado a un radiador y bajo custodia policial. Según se justificó entonces, el joven había cabreado al agente y a este se le disparó la pistola "accidentalmente". "Me pregunté cómo el policía llegó a tal odio, disparándole en la cabeza cuando, obviamente, no podía hacerle nada", explicaría Mathieu Kassovitz sobre cómo le había afectado aquello.

    Al comienzo de El Odio, Abdel Ichah, un joven de dieciséis años, está entre la vida y la muerte. El adolescente ha sido violentamente golpeado por un inspector de policía durante un interrogatorio a consecuencias de los disturbios en la zona de Chanteloup-les-Vignes cercana a París, lo que hace que los motines que están enfrentando a los jóvenes contra las fuerzas del orden se intensifiquen. En plena vorágine de violencia, uno de los policías perderá su pistola.

    Con su amigo en cuidados intensivos, tres íntimos de Abdel, Vinz (Cassel), Said (Taghmaoui) y Hubert (Koundé), viven las siguientes horas con gran intensidad. Uno es judío y está ansioso por vengar a su amigo de la policía; el otro es negro, de carácter pacifista y con deseos de una vida mejor; y el tercero, magrebí, intenta mediar entre sus dos amigos.

    No revelaremos el final, claro está, pero la tensión entre los amigos y sus diferentes puntos de vista respecto a la policía alcanzan su punto álgido en un contundente desenlace que se atreve a dejar un importante interrogante sin que eso afecte al poderoso mensaje de la película: "Esta es la historia de una sociedad que se hunde, y mientras se va hundiendo va diciendo: 'hasta ahora todo va bien, hasta ahora todo va bien, hasta ahora todo va bien'. Lo importante no es caer...", resume al final, cambiando breve pero acertadamente su frase inicial.

    De hecho, décadas más tarde, el tema de la violencia policial y la falta de interés político por los jóvenes en los suburbios sigue estando muy presente, como los episodios más recientes de disturbios y manifestaciones multitudinarias en Francia.

    En 2015, Matthieu Kassovitz fue entrevistado por Telerama 20 años después de su película y volvió a sus motivaciones: "No hice una película contra la policía, sino contra el sistema policial. Deberían tener diez años de entrenamiento antes de que les den un arma. Deberían estar bien pagados, deberían tener locales habitables. Hay una enorme tasa de suicidios entre ellos. Los que entran en la policía porque quieren reinar, en el noble sentido de la palabra, descubren muy rápidamente que no funciona así. Entre los jóvenes y la policía, entre los jóvenes y la sociedad, se ha perdido el respeto. Si los políticos respetaran los suburbios, los suburbios respetarían las políticas".

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