No se puede decir que Brad Pitt entrara en el mundo del cine por vocación desde que era pequeño. Él triunfaba como deportista (hacía golf, natación y tenis), y de hecho estuvo a punto de sacarse la carrera de periodismo. El pobrecito. Pero cuando llegó la hora de graduarse, empezó a sentir que algo le faltaba. Al fin y al cabo, lo que más le gustaba eran las películas, y en Missouri, donde vivía, no se hacían demasiadas. Tenía que probar suerte en Los Angeles. ¿Qué es lo peor que podía pasar?
A costa de Costner
Los primeros papeles de Brad Pitt no se puede decir que fueran los más glamourosos: fue "Hombre en la playa con bebida" en Hunk el yuppie, "Camarero" en La tierra de nadie y "Fiestero/Tío en una pelea" en Golpe al sueño americano. Hasta Thelma y Louise aún le quedaban cuatro años de vagar por el desierto con papeles de mala muerte en películas olvidadas. Tan olvidadas como No hay salida, una película de 1987 protagonizada por Kevin Costner, Gene Hackman y Sean Young donde Pitt hace el inolvidable papel de "Invitado a la fiesta con corbata negra".
De hecho, ni siquiera fue acreditado por esta aparición, que hoy sería titular de cualquier medio. Todo lo que hace es estar a la izquierda del personaje de Costner, hablar con los invitados y reír. Dinero al bolsillo fácil y rápido. Eso sí, la película, más allá de la banda sonora de Maurice Jarre y una canción de Paul Anka, no se puede decir que pasara a la historia a pesar de sus buenas críticas.
A Kevin Costner aún le quedaban diez años para caer en desgracia por culpa de Mensajero del futuro: no retomaría su estatus hasta Yellowstone, la serie que le ha devuelto al estrellato después de que Batman V Superman le volviera a poner en el mapa como Pa Kent. ¿Aparecerá como extra alguien que dentro de diez años sea la gran superestrella de Hollywood?