No es tan sabido, pero 300 se basa, realmente, en una pequeña novela gráfica de Frank Miller de cinco episodios que contaban la batalla de las Termópilas. Lo curioso es que, si Miller ya lo adaptaba de manera muy libre, imaginad lo que pasó cuando a la mezcla se añadió Zack Snyder: el resultado fue una película absolutamente exagerada y visualmente loca que triunfó en 2006 e incluso tuvo una precuela, 300: El origen de un imperio, de la que casi todo el mundo se ha olvidado.
¡Esto es Esparta!
No son pocos los que le han echado en cara a Snyder la cantidad de elementos fantásticos que aparecen en la película, desde elefantes pantagruélicos hasta monstruos gigantes, e inexactitudes históricas variadas. Sin embargo, hay un motivo para ello que va más allá de "lucía bien en pantalla", y es que no hay que olvidar que toda la historia, como se sabe a los cinco minutos, está narrada por Dilios, un soldado espartano que trata de arengar a su ejército en la batalla de Plataea, en la que los griegos vencieron finalmente al ejército persa.
El propio director afirmó que había un motivo para rodar la película como lo hizo: "Dilios es un tío que sabe cómo no fastidiar una buena historia con la verdad. Si te está contando la historia sobre lo que le pasó a su ejército, habla de un elefante y tú nunca lo has visto, ese elefante va a ser lago loco. Si la película ocurre desde el punto de vista de Dilios, la audiencia puede dar el salto de fe. Ellos no tienen que ponerse en plan 'Vale, vamos al mundo de Frank Miller, así que deja tus llaves en la puerta'".
Curiosamente, 300 se ganó el respeto de crítica y público, e incluso tuvo un elemento de merchandising inesperado: un videojuego para PSP en el que el jugador controla a Leónidas tras la batalla de las Termópilas. Por lo que sea, esta absoluta locura no funcionó de ninguna de las maneras. Quizá si lo hubieran contado desde otro punto de vista...