"El año no lo sé decir con exactitud, pero era en un cine de Málaga que luego desapareció y la película era Willy Wonka, la que protagonizaba Gene Wilder. Me acuerdo que íbamos con mi tío y con mi padre, que llegábamos tarde porque en aquel entonces no había Google Maps... Y que me pareció increíble, hipnótica. Tengo un recuerdo muy heavy". Así recuerda Antonio de la Torre su primera experiencia con el cine, cuando todavía no sabía, ni por asomo, que acabaría convirtiéndose en un "contador de películas". A esa primera experiencia, que realmente no puede asegurar 100% fuese la primera, le siguieron muchas otras y, aunque los recuerdos se solapan unos con otros, todos ellos le dejaron huella: "Las sesiones dobles en un cine del barrio que se llamaba Monumental o cuando fui a ver El Exorcista con 13 años y mi padre me dijo que no fuese a verla pero fui y por la noche en casa me cagué de miedo".
La primera vez en el cine también deja huella en la protagonista de la última película de Antonio de la Torre, La contadora de películas, que el pasado viernes llegaba a las salas de cine de la mano de A Contracorriente bajo la batuta de la directora danesa Lone Scherfig (An Education, One Day) para contarnos una historia ambientada en el Chile de los años 60, concretamente en un pequeño pueblo minero del desierto de Atacama habitado por gente humilde donde la mayoría de las personas no pueden permitirse comprar una entrada de cine.
Afortunadamente para los que la rodean, la pequeña Maria Margarita -interpretada primero por Alondra Valenzuela y Sara Becker en su versión adulta- tiene un don para narrar películas. Un talento que primero utiliza para llevarle el cine a su padre, impedido por un accidente, y que va limando poco a poco, cada vez frente a un público más amplio y entregado, y que acaba convirtiéndose en su modo de vida. Mientras, el país va cambiando: la transición de Frei a Allende y el Golpe de Estado de Augusto Pinochet.
"Como en la película, íbamos al cine cada domingo con mi padre, pero no recuerdo cuál fue la primera", nos cuenta la directora Lone Scherfig. "¡Vimos tantas! Pero algunas de ellas se mencionan en La contadora de películas". La realizadora danesa, que alcanzó el reconocimiento internacional con Italiano para principiantes en el año 2000 y se consolidó durante la siguiente década, no comenzó el proyecto de La contadora de películas desde cero, sino que la película, coproducida por España, Francia, Chile y Gran Bretaña iba a ser dirigida en un primer momento por la directora española Isabel Coixet, que finalmente no pudo hacerse cargo por problemas de agenda. "Leí el guion -de Walter Salles, Rafa Russo e Isabel Coixet- sin saber demasiado y me quedé absorta con María Margarita y su mundo", admite sobre su primer contacto con la historia de La contadora de películas. "Y entonces empecé a investigar y supe que era algo que quería retomar".
Hacerlo, sin embargo, no fue fácil. Scherfig es danesa y la película se rodó en Chile, en español y con un equipo y elenco prácticamente local en su mayoría: "Es un reto rodar en otra lengua. Tenía gente alrededor que me ayudó, pero sobre todo me ayudó el hecho de que no era la primera vez que rodaba en un idioma que no es el mío y saber que lo importante aquí es obtener toda la ayuda que te sea posible. No fue nada fácil. Hay mucha profundidad en el guion y había que aportar muchos detalles para darle cuerpo a la película", asegura la directora. Sin embargo, el equipo facilitó las cosas: " Trabajar con las actrices fue muy fácil, entendían inglés y tenían mucho talento y eso lo hizo más sencillo. Y Antonio de la Torre es muy inspirador, escuchaba todo lo que decía y fue muy fácil trabajar con él".
"Antonio de la Torre tiene muchas virtudes", sentencia. "Creo que nunca cae en los estereotipos, siempre investiga mucho y cada papel,que hace es muy original. Es como si tuviera el talento de arraigarse en el personaje y encontrar nuevos caminos para interpretarlo". Lo que destaca Scherfig, es 100% lo que quiere conseguir el intérprete malagueño en cada uno de sus papeles, aficionado a sumergirse por completo en los personajes y, podríamos decir, que actor del método, en lo que él resume como "captar el alma del personaje que tienes que hacer, con todo lo que eso conlleva".
Para mí lo más cercano al socialismo real, que es con lo que yo sueño, fue Allende. Eso me llamaba mucho de la película
En La contadora de películas, Antonio de la Torre encarna a Medardo, el padre de la protagonista, un hombre trabajador y humilde que saca a su familia adelante junto a su mujer María Magnolia (Bérénice Bejo) hasta que un doble golpe le cambia la vida: tras quedar impedido en un accidente, su familia aparentemente consolidada se acaba desmoronando. Para su papel, De la Torre, que es malagueño de nacimiento, ha pulido su acento chileno al milímetro: "Se ha hecho lo que se ha podido", nos cuenta. "La clave fue Moira Miller, que es directora de casting y también fue mi coach con el tema del chileno. Al principio hacíamos llamadas de Zoom y ya una vez allí, ya me sumergí. Me levantaba por la mañana, me iba a correr e iba escuchando emisoras y tertulias. Me paraba y le escribía a Moira: '¿Qué significa chamboná?' y luego íbamos adaptando los diálogos. Una vez que estuve allí ya estaba 24 horas con el personaje". "Hay mucho mito con esto del método", reflexiona. "Un rodaje, en general, si ruedas fuera de tu ciudad, es un poco Gran Hermano y hay una inmersión ahí. Yo por lo menos lo intento".
De igual modo, el contexto social, político e histórico de La contadora de películas también le ha movido mucho por dentro: "Para mí lo más cercano al socialismo real, que es con lo que yo sueño, fue Allende. Eso me llamaba mucho de la película también", reconoce. "Hice mucha amistad con los actores chilenos, sobre todo con Ariel Mateluna, que me llevó al Museo de la Memoria Histórica. Hay algo que te conecta y en mi imaginario yo ya me siento un poco chileno. Hay un proceso donde de repente de metes de una manera emocional. Hay algo que te conecta y que te une.
"Todas las personas de Chile han tenido una relación con aquel drama", reflexiona Scherfig, quien no estaba muy familiarizada con el contexto histórico y tenía claro que quería representarlo con el máximo realismo y, al mismo tiempo, hacer honor a la novela del escritor chileno Hernán Rivera Letelier de la que es adaptación. "Hablamos con personas que vivieron en ese mismo pueblo chileno, que lo habían vivido. Se puede sentir que el conflicto sigue muy vivo. Todavía hay espacio para las manifestaciones políticas".
"La película aún no se ha estrenado en Chile, pero está emocionados con ella", nos cuenta Scherfig sobre las primeras impresiones de lo que han mostrado allí. Ahora, no puede evitar echar de menos una experiencia que sin duda le ha dejado huella: "Lo que más difícil fue fue despedirme de los niños, del paisaje, del panorama, del cielo. Cada vez que hago una película es como entrar en un nuevo mundo y este fue diferente".
La contadora de películas ya está en las salas de cine españolas.