No siempre el éxito en taquilla garantiza la continuidad de una saga. Una recepción bastante terrible puede ser simplemente señal de que la máquina ha dado todo lo que podía dar, o incluso la gente responsable del éxito puede no querer seguir en el barco tras una experiencia terrible. Sin duda, fue el caso de Tim Burton en su intento de rescatar un clásico de la ciencia ficción.
Su remake de El planeta de los simios está ya bastante olvidado, pero en su momento fue todo un fenómeno comercial. Fox lo denominó así tras recaudar 362,2 millones de dólares en todo el mundo, y se vio dispuesta a hacer una secuela. Burton, sin embargo, rechazó esa posibilidad, expresando además que antes preferiría "saltar por una ventana". Las malas críticas fueron una señal de que no había dado en el clavo, pero probablemente su mayor disgusto vino con el rodaje.
Unas máscaras insoportables
Incluso aunque el trabajo de maquillaje para convertir a los actores en simios fue muy aplaudido en su momento, fue motivo de muchas desgracias en el rodaje. Las prótesis eran tan gruesas que los actores no podían comunicarse, al no poder hablar de manera clara y no poder escuchar a través de las orejas falsas. Bajo la máscara, la piel les picaba y sudaba, y el calor era insoportable.
Los actores encontraron especialmente difícil poder hacer cualquier cosa mientras estaban caracterizados como simios. Por supuesto, fumar estaba absolutamente prohibido por el pegamento que llevaban, que era inflamable. Para comer, tenían que utilizar un espejo de maquillaje para no mancharse la cara. Hasta ir al baño se convertía en una odisea cuando se sumaban los disfraces. De hecho, los actores intentaron evitar las funciones corporales en la medida de lo posible.
Danny DeVito se comprometió tanto con la visión de Tim Burton que hizo una dieta peculiar y poco recomendable para 'Batman vuelve'Lisa Marie Presley comparó llevar las máscaras como "estar bajo el agua", mientras que Burton lo expresó menos suavemente: "Era como estar enterrado vivo". No sólo fue frustrante para los actores, ya que los dientes postizos que sobresalían les producían un ceceo permanente, por lo que hubo que volver a grabar muchos de los diálogos, haciendo más compleja la post-producción. Una experiencia dura que, sin duda, el director no quiso repetir. Y gracias en parte a esa negativa tuvimos una de las mejores trilogías recientes de la ciencia ficción con el reboot de la saga.
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