Es curioso que el libro de Parque jurásico acabara adaptándose a película, porque, en un principio, Michael Crichton tuvo la idea de escribir un guion en 1983. Pero el argumento era muy diferente: trataba de un estudiante universitario que recrea un pterosaurio. Solo se encontró con un problema a la hora de ir más allá: no tenía sentido. ¿De dónde habría sacado el dinero? ¿Y por qué necesita crear un dinosaurio? Así es como nació la idea del parque para animales extintos. Se puso a escribir su novela con una idea muy concreta: esto solo tenía sentido contado desde el punto de vista de un niño.
Atrapados en la red
O... más bien no. Cuando escribió el borrador de Parque jurásico, todos los lectores de prueba dijeron que sería mejor contada desde el punto de vista de un adulto. Dicho y hecho: en 1990, Crichton resucitó la dinomanía que llevaba unos años olvidada, y fue tal boom que jamás ha vuelto a ser igualada. Y eso que Steven Spielberg, al adaptarla, metió la pata en una escena hasta el fondo.
Se trata de uno de los lugares donde están viviendo los dinosaurios, donde se ven claramente las redes utilizadas para simular una selva tropical dentro de un pabellón. Un cineasta de su nivel no debería caer en estos errores tan básicos, aunque... ¿Y si estamos mirando mucho más allá y realmente no es un error?
Realmente tiene todo el sentido del mundo que esa red esté ahí para, precisamente, acentuar que el propio Hammond, en la ficción, ha creado ese ambiente de la nada y que la isla no podía simular al mismo tiempo todos los ambientes y necesitaba algún truquillo que otro. Al fin y al cabo, el Parque Jurásico tiene un montón de artilugios eléctricos y engaños. ¿Por qué vamos a poner el límite justamente en las redes? Pues, aunque no lo creáis, los fans siguen discutiendo hasta el día de hoy: ¿Gazapo o detalle? Habrá que preguntarle a Steven.