Seamos sinceros: los primeros diez minutos de Up son nuestro Bambi. Es imposible que empecemos a ver la película y no acabemos con los ojos encharcados mientras contemplamos una relación que aprendemos a querer en un tiempo tan corto. Es una de las mejores escenas de Pixar, el momento en el que todo cambió para el estudio y decidieron que, a partir de ese momento, nos iban a romper el corazón siempre que pudieran. Aunque, ojo, no siempre fue así y, de hecho, en los primeros pases con público... este reaccionó de forma fría. Casi helada, de hecho.
Vida de casados
Y es que, originalmente, la idea no era hacer una historia tan bonita, sino más bien un pequeño juego entre los dos: Carl y Ellie se conocían cuando él trataba de capturar un pájaro, y ella le pegaba un puñetazo en la cara hablando sobre los derechos de los animales. Entonces, él se lo devolvía un tiempo después, introduciendo su relación de una manera muy poco cursi. Al final, cuando ella está muriéndose en la cama, le daría un último puñetazo sin fuerzas. Pero el público no terminó de entrar, quizá por su excesiva violencia, así que volvieron al inicio y decidieron darnos lo que ahora conocemos como la escena más lacrimógena del siglo XXI.
Ahora son dos abuelos de 90 años los que nos sorprendieron el pasado Halloween disfrazándose de Carl y de Russell. Ambos están absolutamente clavados y te van a iluminar el corazoncito. De verdad. Verles bailar al son de la música de Michael Giacchino va a ser tu momento más tierno del día. Mucho ojo.
Por cierto, la censura de Disney estuvo a punto de quitarnos uno de los momentos más adultos de toda la historia de Pixar, aquel en el que el médico anuncia a Carl y Ellie que no podrán tener hijos. Finalmente consiguieron meterlo de nuevo en la película porque consideraban que era esencial para entender el nivel emocional al que Carl llega a conocer a Russell y aceptarle como si fuera su descendencia. Ay.