El pasado 16 de octubre Disney celebró su cumpleaños más especial: 100 años de pura magia que han dejado huella en varias generaciones y que además son, de forma innegable, una parte esencial de la historia del cine de animación. El centenario de Disney supone un auténtico hito en una compañía que ha pasado por sus altos y sus bajos y, aunque son varios los eventos y acciones que se han llevado a cabo en su homenaje, solo había una forma de que la celebración estuviera a la altura de semejante festejo: hacer una película. Preferiblemente, la mejor película.
Los responsables para la tarea no podían ser más acertados. Al frente de las labores de dirección encontramos a Chris Buck, el director de uno de los mayores fenómenos recientes de la compañía, Frozen, pero también a Fawn Veerasunthorn, una artista y animadora que debuta en la dirección pero que ha trabajado en películas tan destacadas Zootrópolis, Vaiana y Raya y el último dragón y que representa a una de las generaciones que tuvieron el honor de disfrutar en su infancia la que sin duda fue una de sus grandes etapas doradas. La que comenzó a finales de los 80 con La Sirenita y nos regaló unos 90 repletos de magia y, para algunos, también las grandes joyas de la historia del estudio. Por otro lado, la responsable del guion no podía ser otra que Jennifer Lee, la directiva creativa de Disney, quien trabajó codo con codo junto a Buck, Veerasunthorn y también Allison Moore.
El resultado de su trabajo, que comenzó hace ahora cinco años, ha sido Wish: El poder de los deseos, una película que nace directamente de los pilares sobre los que siempre se ha sustentado Disney y que llega a las salas de cine este viernes 24 de noviembre ante una gran expectación.
Ambientada en una genuina e idílica isla del Mediterráneo llamada Rosas en la que los deseos de todos los habitantes están destinados a hacerse realidad, Wish: El poder de los deseos nos presenta a una nueva heroína Disney: Asha, una joven de 17 años que no es princesa ni tiene ninguna relación con la nobleza que siente auténtica devoción por su familia y su comunidad, dando la bienvenida a los nuevos súbditos del Reino que cada día llegan buscando cumplir sus sueños. Al cumplir los 18 años, los habitantes de Rosas formulan su mayor deseo ante el poderoso Magnífico, su Rey, quien se encargará de custodiarlo hasta que llegue el momento de hacerlo realidad en una ceremonia que se celebra una vez al mes y que todos esperan con gran ilusión.
Y aquí radica precisamente el siguiente acierto: que un elemento tan Disney como los sueños o los deseos se convirtiese en el eje central de una película producida expresamente para su 100 aniversario.
Sin embargo, con el terreno bien allanado para la construcción de la casa perfecta, la misión de hacer una película ideal para celebrar su centenario también pasaba por condensar un siglo de historia. Un reto que el equipo ha cumplido con creces a través de un auténtico despliegue de detalles, referencias y 'easter eggs' que, lamentablemente y sin pretenderlo, se acaban apoderando de nuestra atención mientras la historia principal, más clásica y predecible de lo que le hubiéramos pedido a una película en 2023, se desarrolla sin grandes sorpresas.
Y sí, no podemos negar que la experiencia Wish puede ser todo un deleite para nostálgicos, pero, en su afán por ser una carta de amor del estudio para el estudio y mantener los elementos que cualquier fan de Disney le pediría a una película Disney, han cometido el fallo de no arriesgar un poco más a nivel de historia.
En lo visual, Wish consigue ser una mezcla perfecta entre lo antiguo y lo novedoso, mezclando la clásica animación con acuarela en 2D que caracteriza a las primeras películas de estudio, como Blancanieves y los siete enanitos o Pinocho, y la tecnología 3D más moderna sin que el resultado quede raro. De igual modo, esta mezcla entre lo antiguo y lo nuevo queda patente también en el diseño de los diferentes personajes, especialmente en los secundarios, que nos evocan a distintas etapas de la historia del estudio pero entre los que quizá se echa de menos un poco más de gracejo y carisma por mucho que estén llenos de buenas intenciones y una idea de base bastante acertada.
Por el contrario, y afortunadamente, el trío protagonista acaba siendo bastante redondo con Magnífico y Estrella, que es la robaescenas indiscutible de la película. Por un lado, el equipo quería el regreso del villano tradicional que se venía echando de menos en las películas Disney y consigue su cometido con Magnífico, que es un guiño a Maléfica en toda regla con 'vibes' de algunos de los grandes "malos" de los 90, como Úrsula de La Sirenita o Jafar de Aladdin, pero con distinta fórmula; y qué decir de Estrella, que es la simplicidad en sí misma y no necesita ni una sola línea de diálogo para hacerse notar.
Definitivamente, no sé si Wish es la mejor película que Disney podía regalarnos y autorregalarse, pero sí se ha ganado el hueco que le corresponde en la historia del estudio de la mano de unas ideas fundacionales brillantes que armonizan a la perfección con cómo un homenaje debe ser concebido. Aunque el resultado no tenga la misma magia y frescura que algunas de esas otras películas que, sin las ataduras de tener que encapsular un siglo, tan alto le han puesto el listón.