No es de extrañar que muchos actores además de trabajar delante de las cámaras también decidan hacer inversiones en otro tipo de negocios o emprender por su cuenta otro tipo de proyectos, porque como dice Bad Bunny, nadie sabe lo que va a pasar mañana. Bueno, por eso y porque seguro que están asesorados con la mejor de las intenciones, claro.
Uno de los casos más llamativos de los últimos tiempos es por ejemplo el de Brad Pitt, que lanzó hace unos años su propia marca de cuidado de la piel, un campo que están explotando muchas "celebrities" por encima de sus posibilidades. En el caso de Jennifer Aniston, la conocidísima actriz y exmujer de Pitt, ella decidió invertir también en belleza y en concreto en la destinada al cabello.
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Hace ya años la intérprete, inolvidable para diferentes generaciones gracias a su papel de Rachel en Friends y por protagonizar numerosas comedias románticas, especialmente en los 2000, decidió comprar parte de una empresa llamada Living Proof, especializada en productos de lujo para el pelo.
En la página especializada en moda Women's Wear Daily relatan que Living Proof nació de la mano del emprendedor Jon Flint y del profesor del afamado Instituto de Tecnología de Massachussets, una de las universidades más prestigiosas de Estados Unidos. Este tándem decidió apostar por una serie de fórmulas para tratar problemas muy específicos del cabello poniendo en juego tecnología biomédica. El resultado conquistó a expertos y también a la actriz, cuyos cortes de pelo siempre han sido una referencia total desde que llegó Friends a la televisión y de hecho ahora son muchas las jóvenes de la Generación Z las que están pidiendo en los salones el mítico "The Rachel". Ni que decir tiene que estos cambios de "look" del personaje fueron muchas veces además asociados a progresos también en su vida.
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Sin embargo, en 2016 el gigante angloholandés Unilever, que tiene en su cartera marcas tan dispares como Carte D'Or, Fluocaril, Knorr o Mimosín, adquirió Living Proof por nada más y nada menos que la cantidad de 200 millones de dólares, algo lógico por otra parte teniendo en cuenta que la firma parecía bastante rentable dado el hecho de que estaban generando ventas netas de entre 60 y 80 millones de dólares.
En cualquier caso, no queda claro cuál fue el total que se embolsó Jennifer Aniston, que también hacía de portavoz e imagen de la marca, tras la transacción y que salió de esta antes de que se hiciera oficial la compra por parte de la compañía. Cuando esta se produjo todas las partes declinaron hacer declaraciones al respecto, como comentan en Women's Wear Daily, pero la certeza es que probablemente la actriz una buena recompensa se llevaría.
