Robert Downey Jr. cierra un año muy bueno para su carrera. Aparte de que su productora, Team Downey, ha estrenado la segunda temporada de Sweet Tooth, el actor aparece en una de las grandes películas del año: Oppenheimer. Este papel que le ofreció Christopher Nolan no solo le ha supuesto una nueva oportunidad de llevarse el Oscar, sino que le ha ayudado a diferenciarse un poco más del Tony Stark de Iron Man con el que no paran de compararle.
"Yo no soy él, te lo diré rotundamente", recuerda Vanity Fair en un reciente artículo sobre el intérprete, "Sólo soy un tipo que tiene un pasado muy interesante, que no se arrepiente de él, que deseaba cerrarle la puerta. Creo que eso es en lo que se traduce". A pesar de lo mucho que le ha dado, Downey Jr. quería papeles que le alejaran de Tony y papeles, además, que le supusieran un reto.
En esas estaba cuando llegó Nolan y le ofreció ser Lewis Strauss, miembro de alto rango de la Comisión de Energía Atómica de Estados Unidos. La clave fue que no se lo puso nada fácil a la estrella de Los Vengadores.
Permítanme decirlo de esta manera: no vi nada de Lewis Strauss en Robert Downey Jr., en absoluto
"No lo conocía, pero lo había visto un par de veces y, mirándolo desde afuera, sentí que estaba en un lugar donde estaría listo para venir y probar algo completamente diferente. Y como director, si puedes convencer a uno de los grandes actores de su generación para que venga y se desafíe a sí mismo de una manera completamente diferente, sabes que obtendrás algo especial", asegura Nolan.
La esposa del actor, Susan Downey -también productora-, cree que Nolan vio lo que nadie más había conseguido ver. "Chris vio en Robert lo que podría ser si le quitaras todas sus herramientas, todas las cosas maravillosas que son muy encantadoras, muy carismáticas, y buscabas la quietud".
Universal Pictures
Robert Downey Jr. se vio despojado por completo del carisma que siempre ha caracterizado a sus personajes. En Oppenheimer interpreta a una persona desagradable, seria y vengativa. Un cambio de aires en su carrera que le ha sentado estupendamente. Su nominación al Oscar se da casi por sentada, pero quién sabe si éste no será el principio de una nueva etapa más reflexiva y olvidando el humor sarcástico que le dio a conocer.
