En los años 90, la crítica cinematográfica era importante. Puede que no decidiera el destino de los blockbusters, pero sí que había gente prestando atención a lo que los críticos decían sobre los estrenos más allá de tomates espachurrados y numeritos. Solo en esa época podía vivir algo como At The Movies, el programa donde Gene Siskel y Roger Ebert, los críticos más conocidos (y los mejores) de su época dilapidaban o ensalzaban las películas semanales. Y los directores que acababan sufriendo su ira se lo podían tomar con deportividad... O al estilo de Roland Emmerich.
Godzilla contra la crítica de cine
No es que ambos críticos hubieran puesto muy bien a las películas de Emmerich antes de Independence Day, pero en este caso se cebaron especialmente tras hacer una review negativa dos semanas seguidas: una por su estreno y otra para entender qué es lo que se habían perdido al ver el éxito en taquilla. Al director le sentó tan rematadamente mal que decidió convertirlos en dos personajes de su nueva Godzilla y poder machacarles a placer.
De hecho, en un acto muy poco sutil, el alcalde de la ciudad se llamaba "Alcalde Ebert" y su asistente "Gene", con un parecido físico asombroso. Esa fue la manera de Emmerich de devolverles un puñetazo a la cara, aunque no le salió muy bien: ambos pusieron a la película una estrella y media y lamentaron, de hecho, que el monstruo no se los comiera. ¿Puede haber una humillación mayor que tratar de reírte de alguien en una película y que a ese alguien no solo le de igual, sino que pegue de vuelta y mejor?
"Esperaba ser aplastado como un bicho por Godzilla. Ahora que he inspirado un personaje en una película de Godzilla, lo que realmente aún deseo es que varios personajes de Ingmar Bergman se sienten en círculo y se lean mis críticas entre ellos con tono apagado", escribía Ebert en su crítica del Chicago Sun-Times. Ahora esto se habría solucionado por parte de Emmerich con un tuit muy enfadado y una crisis de reputación online. Son, bueno, otros tiempos.