Desde hace un tiempo estoy escribiendo sobre diferentes "nepo babies" de la industria del "show business". Por ejemplo, tuvo su hueco Stella del Carmen, la hija de Melanie Griffith y Antonio Banderas que se ha convertido en la última obsesión de las marcas y también Pax Jolie-Pitt, el hijo de Angelina y Brad que se ha abierto camino en el mundo del arte por todo lo alto y que reniega, parece ser, de su padre.
Hoy es el turno de Raphael De Niro, hijo del mítico actor Robert De Niro que escogió una carrera que dista mucho del mundo artístico pero que lo une a su abuela, la pintora y poeta Virginia Admiral, madre del protagonista de El Padrino II, Novecento, Taxi Driver, Érase una vez en América o Los padres de él.
Raphael De Niro es un agente inmobiliario de éxito en la ciudad de Nueva York donde su abuela también decidió invertir en el negocio durante los años 60 y 70, cuando puso su vista, con muy buen juicio en el barrio de SoHo cuando este aún no había comenzado a despuntar. El resto es historia.
Aunque el agente pasó parte de su infancia en Los Ángeles, el final de esta y su adolescencia las pasó en la ciudad de los rascacielos, algo que moldeó su personalidad, según él mismo confesó hace unos años al portal inmobiliario The Real Deal. De hecho, se vio envuelto en algún que otro escándalo relacionado con grafitis, algo que según sus propias palabras se trataba nada más y nada menos que de la cultura neoyorquina del momento y lo que por supuesto hacían todos sus amigos.
Su educación superior comenzó en la NYU, pero no llegó a terminar la carrera que empezó, algo de lo que decía en la misma publicación arrepentirse, pero sus ganas de trabajar y deshacerse precisamente del sambenito de ser un hijo de le superaron y dejó de lado sus estudios antes de terminar.
De acuerdo a sus declaraciones, además de participar durante su infancia en películas en las que su padre era una de las estrellas, como Toro Salvaje, por lo que de vez en cuanto recibe unos cinco dólares en concepto de "royalties" de imagen, cuando fue creciendo trabajó en un tienda de alfombras persas, como asistente de producción de Robert De Niro y como ayudante de camarero en Nobu, el restaurante japonés que siempre está de moda entre las "celebrities" y del que su padre es fundador.
Sin embargo, fue en 2003 cuando decidió apostar por el mundo inmobiliario y consiguió besar el santo nada más llegar, dando comienzo a una carrera que no ha hecho más que crecer con el paso del tiempo, un éxito para el que se preocupó de aclarar a The Real Deal que su nombre poco tiene que ver, ya que más allá de ser una buena forma de presentación, tiene que asegurarse de demostrar su valía como asesor y eso es algo palpable, según declaró, nada más comenzar una conversación con los interesados en la compra-venta de inmuebles.
Entre los méritos de Raphael De Niro se encuentra el haber sido elegido por The Real Deal como el mejor agente residencial de Manhattan, en 2016 cerró más de 700 millones de dólares en ventas, trabajar con artistas como Renée Zellweger o Kelly Ripa y ser socio de su padre en el Hotel Greenwich de Tribecca desde 2008, un alojamiento de cinco estrellas.