Cuando Phil Tippett, uno de los artesanos más clásicos de Hollywood, vio el CGI de Parque Jurásico, se le cayó el alma a los pies. Él llevaba meses trabajando en los efectos especiales de los animatronics e investigando el movimiento de los animales, y al ver lo que los ordenadores eran capaces de hacer, solo pudo decir "Creo que estoy extinto". Steven Spielberg, además de mantenerle en la película como consultor, le hizo un homenaje en el guion: cuando Alan Grant dice "Creo que no tenemos trabajo", Ian Malcolm le responde "¿No quieres decir que estamos extintos?". Ahí es nada. No todos los días se pone un granito de arena en un blockbuster.
Mirando a cámara
Sin embargo, no todo puede ocultarse bajo una patena de CGI. Por ejemplo, en Zoolander 2 el doble de Penélope Cruz (sí, era un hombre) se puso un casco durante todas sus escenas de persecución para evitar que se viera el truco. Pero a veces ni siquiera con CGI puede salvarse un plano que ha salido mal: ¿Habéis visto esa escena de Blade Trinity en la que Wesley Snipes se negó a abrir los ojos y tuvieron que introducirlos por ordenador? El truco más feo (e hilarante) de la historia del cine.
En Parque Jurásico se notó menos la introducción del CGI cuando Lex se queda colgada con el velociráptor debajo de ella. Y es que, durante unos pocos fotogramas, el público no se daría cuenta de que no estaba viendo a Ariana Richards, pero la doble de acción se equivocó y miró hacia arriba, destrozando la toma. ¿O quizá no? A Spielberg le gustó el plano tanto que decidió modificar su cara por la de Richards. Si sabes que el cambiazo está ahí lo notarás, pero, si no, pasará por un momento real.
En aquel momento era una tecnología en pañales, pero actualmente, todo sea dicho, se utiliza habitualmente. Por ejemplo, en Vengadores: La era de Ultrón, la estrella Scarlett Johansson tenía tres dobles de acción y cada una llevaba puntos en la cara para poder sobreimpresionar la cara de la actriz sin mayor problema a posteriori. Los tiempos cambian a pasos acelerados.