La carrera de Steven Spielberg ha ido quedando marcada en ocasiones por instantes donde surgió de él una reacción visceral. El acto terrorista del 11-S fue uno de los que marcó más su trabajo como director, iniciando una serie de películas de temática más oscura o sobre el fin de la inocencia a partir de A.I. Inteligencia Artificial. La conclusión de este particular periodo fue la controvertida Munich.
Un thriller de espionaje donde mostró las consecuencias del eterno conflicto entre Palestina e Israel, tomando el punto de vista de un agente del Mossad. Su manera de mostrar el interminable ciclo de violencia fue agotador emocionalmente, y parte de la opinión pública se ensañó con él por intentar buscar matices complejos. El proceso le dejó algo perturbado, tal y como se detalla en su biografía, teniendo que dejar la dirección durante un tiempo.
Por demanda popular
Durante tres años se centró en su faceta como productor y ejecutivo de DreamWorks, solucionando sus problemas en su acuerdo con Paramount e intentando resolver una crisis existencial que les llevaba a no hacer películas más pequeñas pero más prestigiosas. Aunque su regreso a la silla del director buscaba algo completamente diferente, siguiendo su puntual impulso de hacer una película que fuese "por demanda popular".
Y pocas películas tenían una demanda más popular que una cuarta película de Indiana Jones. A pesar de terminar a lo grande la trilogía inicial, con el personaje dirigiéndose hacia la puesta de sol en Indiana Jones y la última cruzada, muchos querían una aventura más con Harrison Ford. Hacerla fue algo complicado, por cómo fueron creciendo las carreras del propio Ford, Spielberg y George Lucas, el arquitecto de las historias.
Durante décadas se valoraron y descartaron variedad de historias por las que podían tirar. Se pudo avanzar finalmente por la voluntad de Ford a mostrarse como un héroe de acción más vulnerable a sus 60 años, y también porque limó las diferencias entre director y guionista sobre lo que Lucas pretendía escribir. Su intención era seguir homenajeando las películas que les encantaban de niños, y teniendo en cuenta que iban a pasar a la década de los cincuenta, tenía todo el sentido hacer una trama con más ciencia ficción y paranoia ovni, metiendo aliens como factor sorpresa.
"Sentí que no era necesaria": Harrison Ford pensó lo mismo de 'Indiana Jones 5' que algunos fans (sobre todo tras el desastre de 'Indiana Jones 4')Es algo que tenía sentido sobre el papel, porque las películas de Indiana Jones solían ser reflejo de las obsesiones culturales de aquel momento. La ejecución, eso sí, dejó mucho que desear. Indiana Jones y la calavera de cristal recibió infinidad de críticas, incluso de los fans que la reclamaban. Fue todo un error de cálculo por parte de los tres.
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