Karen Allen quería salir en Indiana Jones y el Dial del Destino. Es más: en la versión que Steven Spielberg tenía planeada, se llevaba gran parte de las mejores escenas de la película. Sin embargo, James Mangold solo contó con ella para una pequeña escena que rodaron en día y medio y para la que le pusieron una peluca gris (a sus 72 años está estupenda). Desde entonces, la actriz no ha dejado de quejarse de su papel en miniatura... Y con cierta razón.
Marion Crane y el imán mal puesto
Y, sin embargo, Marion es el alma que mueve la película. Desde el primer minuto, Indiana no es él mismo porque su mujer ha decidido marcharse, y la apatía que le mueve a lo largo del metraje tiene siempre su sombra sobrevolando el metraje. Y eso que Allen estaba convencida de que era imposible hacer esta quinta parte sin ella porque, al fin y al cabo, terminaba El reino de la calavera de cristal casada con el arqueólogo.
Hay un detalle precioso, eso sí, por el que es imposible no ver con cariño la relación entre Indy y Marion. Al principio, nuestro héroe cubre la cara de su mujer con un imán, impidiendo que se vea su cara. Sin embargo, cuando al final se reúnen, sin que ella se de cuenta, quita el imán de su cara. Un detalle precioso y muy, muy acertado.
Quizá no fue tan acertada la despedida fortuita que se le dio al personaje de Shia LaBeouf, al que matan fuera de pantalla. Y eso que, originalmente, cuando estrenaron la cuarta película la idea era continuar la saga con él... aunque ya en 2008 George Lucas lo tuvo que desmentir para que la gente se calmara y fuera al cine religiosamente una vez más. No hay que jugar con lo básico. Deja los imanes de tu nevera donde están.