Robert Zemeckis nunca ha vivido la presión como lo hizo rodando Regreso al Futuro III en 1989. Y es que la decisión de rodar la segunda y la tercera parte al mismo tiempo no era tan brillante como parecía en un principio, y para sorpresa de nadie, editar Regreso al futuro II mientras rodaba la tercera no era tan fácil. Sobre todo porque una se montaba en Burbank (California) y la otra se grababa en Sonora (México). Todos los días durante tres semanas, Zemeckis grababa las tomas del día, cogía un avión, supervisaba el montaje, hacía los cambios necesarios, dormía y de madrugada cogía otro avión. Sobrevivió.
La avenida maldita
Los más fans del western adorarán Regreso al Futuro III: hay cameos de estrellas de cientos de películas del género, como todo el mundo sabe. Sin embargo, no es tan conocido que hubo uno que declinó la oferta: Ronald Reagan, que en 1989 acababa de dejar de ser presidente de los Estados Unidos. Zemeckis llamó a su agente pero Reagan, por lo que sea, dijo que no. Desde 1964, Reagan no volvió a un plató a actuar. Una pena.
Eso sí, se perdió estar en una de esas pocas películas en las que el cariño está medido hasta el último de los detalles. Y si no, fijaos en este guiño a la primera parte. En aquella, el abuelo de Marty, en 1955, le decía dónde estaba una carretera: "Un bloque más allá de Maple, en el otro extremo del pueblo". El protagonista le corregí, diciendo que era la Autopista John F. Kennedy, a lo que su interlocutor respondía "¿Quién es John F. Kennedy?". Al final de la tercera parte vemos un letrero pequeño, solo para los más fans, que indica dónde está la calle Maple. Así da gusto.
Regreso al Futuro III se convirtió en otro éxito más de taquilla de la saga, que nunca hizo una cuarta parte más allá de la aventura gráfica de Telltale Games. Pero Hollywood quiere sacar jugo de la saga, como hace siempre, y Tom Holland admitió que le habían pedido que protagonizara el remake, algo que no está dispuesto a hacer porque, para él, es una trilogía perfecta. Hemos evitado esa bala.