Años de trabajo, decenas de personas involucradas en la producción y unos actores con los personajes completamente interiorizados para que, al final, la mejor frase de la película surja de la mente de un niño pequeño que, simplemente, paseaba por allí.
Thor: Ragnarok es una de las cintas más divertidas de todo el Universo Cinematográfico de Marvel. Taika Waititi tomó la saga del Dios del trueno y le dio un giro que sorprendió a muchos fans que, para ser sinceros, ya se habían cansado de la seriedad del superhéroe. El director sacó la vena más humorística de Chris Hemsworth, algo por lo que le estaremos agradecidos de por vida.
El caso es que la cinta tiene una escena muy divertida. El Gran Maestro obliga a Thor a luchar contra diferentes oponentes para ganarse su libertad. De repente descubre que se tiene que enfrentar a un enfurecido Hulk, pero el dios nórdico se muestra aliviado y grita: "¡Es un amigo del trabajo!". Esta frase, tan sencilla y efectiva al mismo tiempo, provocó una enorme carcajada entre los espectadores y es una de las más recordadas de la franquicia.
Curiosamente, no es obra de los guionistas. Como desveló Hemsworth en una entrevista con Entertainment Tonight, un niño estaba visitando el rodaje aquel día cuando le propuso que dijese esa línea de diálogo.
Teníamos a un niño pequeño, un niño de Make-A-Wish, en el set ese día, y entre tomas estaba hablando con él, yendo y viniendo. Y él dice: '¿Sabes? deberías decir que es un amigo del trabajo'
El actor también confesó que el 95% de la película fue improvisada. Waititi es un director que confía mucho en dejarse llevar y que las ideas fluyan en el set. Incluso en una súper producción como Ragnarok, donde tenía grandes ejecutivos mirando cada detalle, se atrevió a ser fiel a su estilo libre. El propio realizador reconoce que esperaba una llamada de Kevin Feige, pero nunca llegó a suceder. "Mi estilo de trabajo es que a menudo estoy detrás de la cámara, o justo al lado, gritándole palabras a la gente como: '¡Di esto, di esto!' ¡Dilo de esta manera!", confiesa.
El neozelandés calcula que pudieron mejorar "el 80% de la película" siguiendo este método y la mejor prueba es la línea que improvisó el niño.