No hay género con el que no se defienda Ridley Scott. El director ha trabajado de manera exquisita con el terror -ahí está Alien (1979)-, la ciencia ficción -Blade Runner (1982)- y la 'road movie' -la genial Thelma y Louise (1991)-. Pero si tenemos que elegir un estilo para definirle, nos decantamos, definitivamente, por las aventuras. Scott es el autor de uno de los grandes dramas históricos que se han estrenado -Gladiator (2000)- y no es la única obra del estilo en su carrera.
En su extensa filmografía encontramos otra película épica que merece la pena un visionado: El reino de los cielos (2005). Casi dos horas y media de Orlando Bloom luchando en las cruzadas. Si te apetece verla esta tarde, está disponible en Disney+.
Ridley Scott lleva al espectador a un viaje para acompañar a un humilde herrero en la mayor misión de su vida. Balián (Bloom) acaba de perder a su esposa, quien se ha suicidado recientemente tras perder a un hijo, por lo que está en pleno proceso de duelo. El joven recibe una propuesta interesante cuando su padre, el barón Godofredo de Ibelín, pasa por su villa. Se dirige a Jerusalén para participar en su defensa frente a los musulmanes y le ofrece partir junto a él.
Aunque Balián rehúsa la invitación, se une a él después de asesinar al hermano de su padre, un sacerdote que había decapitado el cuerpo de su esposa antes de enterrarla. El herrero viaja a Tierra Santa para conseguir la redención para él y su mujer.
El reino de los cielos es la segunda entrega de la particular trilogía de Ridley Scott que empezó Gladitor en 2000 y terminó Robin Hood en 2010. El cineasta es un gran aficionado a la Historia, pero se permite grandes licencias artísticas para dotar al relato de mayor espectacularidad, drama y epicidad. Por eso no debemos tomar la cinta como una lección, sino como lo que es: puro entretenimiento cinematográfico.
Como dice la crítica de SensaCine, escrita por Paula Arantzazu, Scott "retrata las cruzadas en una España asombrosamente parecida a la ciudad sagrada", lo que le llevó a filmar en localizaciones españolas, como el castillo de Loarre (Huesca) y el Castro celta de Las Cogotas, "en un intento de emular la magia de las míticas producciones de Samuel Bronston en nuestro país, como El Cid (1961)".
"El derramamiento de sangre es impresionante": un espectáculo visual recortado
Esta aproximación histórica no le salió al gusto de todos. La crítica la detestó, señalando que el director se había centrado en el espectáculo y había dejado el contenido vacío. Gran parte de los comentarios también fueron contra Bloom, alegando que no estaba a la altura del héroe que se esperaba. Y es posible que el hecho de que el estudio obligara al director a recortar la cinta tenga algo que ver.
Ridley Scott tenía en mente una versión 50 minutos más larga, la cual se toma su tiempo para profundizar mejor en las tramas y cerrar algunos cabos sueltos. Sin embargo, 20th Century Fox quería un montaje de 2 horas para exhibirlo en cines, lo que resultó en una versión más apresurada.
A pesar de estas malas valoraciones, Scott arrasa en la parte más visual. "El derramamiento de sangre balístico de la batalla por Jerusalén es realmente impresionante", anota Leigh Paatsch para Herald Sun. "Las batallas de Scott son feroces y de sombría belleza: choques sangrientos, personales y ensordecedores de hombres con armadura y caballos que chocan a todo galope", opina Roger Moore en Orlando Sentinel.