Si viviste a mediados de los 90, sabes que la imagen de la nave espacial destruyendo la Casa Blanca fue un zeitgeist cultural: no había revista, magazine cultural o incluso telediario que no mostrara el ataque de Independence Day. En 1996 nunca habíamos visto nada parecido, y en años posteriores nos hemos hartado. Sin embargo, fue más que suficiente para levantar 817 millones de dólares en taquilla y convertirse en un auténtico icono cultural... que en estos días parecemos haber olvidado.
Godzilla contra los aliens
Dos años después de Independence Day llegó el turno del siguiente blockbuster de Roland Emmerich, Godzilla, una versión americana del mítico monstruo japonés que gustó tan poco que desde Toho decidieron indicar que se trataba de un kaiju distinto al suyo llamado Zilla. "No es Godzilla, no tiene su espíritu", llegaron a decir. ¿Por qué Zilla? Porque, aparentemente, quitaba el "God" de su nombre. Uf. Aún saldría una vez más, en Godzilla: final wars, en 2004, donde es vencido por el protagonista de la cinta, claro.
Pero Emmerich guardaba algo más que guiños para el público nipón: también quiso hacerse referencia a sí mismo en una escena ambientada en el Madison Square Garden en la que, de fondo, podemos ver sin duda alguna a uno de los alien de Independence Day. Por si tuvieran poco en Nueva York con el ataque del monstruo.
Curiosamente, ni Independence Day ni Godzilla tuvieron secuelas inmediatas pese a sus buenos datos en taquilla: en su lugar, se esperaron varios años para hacer nuevas versiones. En la primera, Contraataque no funcionó lo más mínimo en taquilla y en el caso de la segunda dio el pistoletazo de salida al llamado Monsterverso, el único Universo Compartido que realmente puede competir con Marvel a día de hoy. No hay ningún plan de que ambas franquicias vuelvan a encontrarse. Tristemente.