Es habitual que en los rodajes de películas se termine rodando mucho más de lo que se acaba utilizando. Entre escenas que se eliminan y las tomas que no se usan se terminan creando muchas más horas de metraje que terminan superando las que terminan entrando en montaje final. Incluso cuando parece que se tiene todo lo necesario ya puesto, toca ir puliendo para reducir una duración que puede ser excesiva.
Ese equilibrio del ritmo es complicado, por eso el proceso lleva muchos meses. Pero, como en casi todos sus aspectos, Mad Max: Furia en la carretera se llevó la palma. George Miller creó una excesiva obra maestra de la acción a partir de rodar durante meses en el desierto de Namibia, en un proceso tan caótico que muchos dudaron de que se pudiera sacar algo salvable. La visión del director, sin embargo, se mantuvo ordenada durante el caos, pero tenía que florecer durante el montaje.
Para ello contó con su esposa Margaret Sixel como editora, ya que ya había realizado el montaje de varias de sus películas anteriores. Sin embargo, Sixel no había hecho una película de acción antes, y mucho menos una de esta escala. Y, desde luego, ninguna con semejante cantidad de material a filtrar. Un año de su vida estuvo volcado en esta odisea, tal y como se relata en el libro Blood, Sweat & Chrome: The Wild and True Story of Mad Max: Fury Road.
Cómo hacer que todo funcione
En dicho libro se comenta la inmensidad de trabajo con la que tenía que lidiar. El director de fotografía John Seale comentó que "Rodamos cuatrocientas horas de película. Pobre Margie, tuvo que reducirlo a dos horas y probablemente aún tiene quejas sobre ello". Todo se hizo a lo grande, tal y como relató el productor Doug Mitchell: "Hay una enorme cantidad de metraje y muchas cámaras que revisar. Era más grande que Ben-Hur".
"Es demasiado demencial": muchos creían que esta película de acción nunca se haría, pero se convirtió en una de las mejores de este sigloPero ya no sólo cantidad, sino tener que poner algo de coherencia a la loca imaginación de su pareja creativa y sentimental. "Una película que no tenía principio ni final. No dejaba de pensar: '¿Cómo voy a hacer que esto funcione? ¿Vamos a escribir la voz en off e intentar rellenar todos los huecos durante la persecución inicial?'". Pero el largo proceso dio finalmente sus frutos. Mad Max: Furia en la carretera se estrenó con críticas muy entusiastas y terminó convertida en una de las mejores películas de este siglo.
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