La enemistad más dura de la historia del cine casi acaba con un tiroteo y un director incendiando la casa de su actor
Randy Meeks
Randy Meeks
-Redactor de cine y series
Juntaletras acomodado, redactor con gato eterno en las piernas, tuitero irredento, millennial orgulloso a su pesar. Respira cine, cree que no hay película mejor que 'El crepúsculo de los dioses' pero en su colección de Blu-Ray no falta 'Super Mario Bros'. La de los 90.

Klaus Kinski y Werner Herzog eran almas en pena de Hollywood

Nunca ha habido una amistad-enemistad en el cine como la de Werner Herzog y Klaus Kinski, que compartieron juntos cinco películas... y estuvieron a punto de matarse el uno al otro. Kinski, entonces un joven actor, y Herzog, un director que aún no sabía que lo era, se conocieron de jóvenes: cuando llegó la hora de buscar a un protagonista para Aguirre, la cólera de dios, el alemán lo tuvo claro. Solo podía ser ese tío volátil que conoció años antes: aceptó de inmediato. Meses después, estarían a punto de acribillarse a tiros.

Fitzcarraldo
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La cólera de Herzog

Kinski creía que el personaje estaba loco, y Herzog que era amenazante y más calmado. Para que los planos salieran bien (rodados, por cierto, con celuloide robado), el director primero hacía enfadar a posta al actor, y, cuando su ira se calmaba, empezaba a rodar para conseguir el efecto necesario. Parecía una buena idea hasta que Kinski, harto del ruido que venía de un lugar donde el equipo estaba jugando a las cartas, se lió a tiros y voló el dedo de un extra.

Estos eran los ánimos en el rodaje, pero aún hubo más: cuando Herzog se negó a despedir a un asistente de sonido, el actor decidió marcharse del rodaje. Para evitarlo, el director amenazó con pegarle un tiro y luego suicidarse. Siete años después, volvieron a colaborar juntos, porque, sorprendentemente, era cuando mejor funcionaban. Todo iba más o menos bien hasta que llegó Fitzcarraldo.

Werner Herzog Production

El rodaje de esta película es uno de los más recordados y peligrosos de la historia del cine: varios extras indígenas murieron, hubo gente que se tuvo que amputar su propia pierna... y lo más recordado es la pelea brutal entre los dos amigos. Al final del rodaje, ambos querían matarse entre sí, y Herzog estuvo a punto de conseguirlo, incendiando su casa con él dentro al más puro estilo Almas en pena de Inisherin. El perro de Kinski atacó al director antes de poder hacerlo y eso le salvó la vida. Colaboraron una quinta vez y aún hubo un documental autobiográfico sobre su amistad a la muerte del actor. Con amigos así, ¿quién quiere enemigos?

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