Clint Eastwood es uno de esos grandes iconos de Hollywood de los que ya van quedando pocos. Comenzó su carrera alcanzando una enorme popularidad como actor en títulos como Por un puñado de dólares y después se pasó al otro lado de las cámaras, donde demostró que es uno de los mejores directores de su generación. Mystic River o Million Dollar Baby tienen su sello y son dos producciones inolvidables.
Eastwood respira cine y quizás por eso es tan reticente a jubilarse. A sus 93 años continúa en activo y es ahora cuando se atreve a decir que, quizás, su siguiente película sea la última de su carrera. La última vez que le vimos en pantalla grande fue en Cry Macho, cinta que no solo dirigía, también protagonizaba, como es habitual en su filmografía. A sus 91 años, volvía a ser un héroe.
La cinta se ambienta en Galveston, Texas, a finales de los 70. El protagonista es Mike Milo, un antiguo jinete de rodeo que hace ya tiempo que dejó su trabajo debido a un accidente. Desde entonces trabaja como criador de caballos y apenas llega a final de mes. Su exjefe le propone un trabajo muy lucrativo que no es del todo ético pero le dará dinero suficiente para pasar un tiempo tranquilo.
Milo debe viajar a México para encontrar a Rafo, el hijo de 13 años de su exjefe que vive con su madre, una mujer alcohólica. El adolescente ha empezado a participar en peleas de gallos ilegales y va por el mal camino. El jefe quiere secuestrar al niño para extorsionar a su exesposa, pero no sale como ha planeado.
"Está muy lejos de ser su mejor película y, aún así, te abraza"
"Una película sosegada, tranquila... Pero no lenta, porque Eastwood no hace películas lentas. Es crepuscular, como todo su cine desde que hiciera Sin perdón", dice Alejandro G. Calvo en su crítica, "Es una película muy sencilla y normal, pero que he visto con una satisfacción absolutamente tremenda. Tiene cierto aire de despedida y espero que no sea así, porque todos queremos que siga haciendo películas. Cry Macho está muy lejos de ser su mejor película y, aún así, te abraza".
Es la película número 40 de Eastwood y, aunque el director cumple como siempre ha hecho, hay algunas cosas extrañas. Para empezar, el hecho de ver al actor a sus 91 años siendo un galán y halagando a mujeres que podrían ser sus hijas -o sus nietas, si nos ponemos-. Es en estos elementos donde la cinta pierde un poco y puede confundir al espectador, pero tampoco debemos olvidar una cosa: Eastwood ya no tiene que demostrar nada y Cry Macho es el mejor ejemplo de ello.
"Esa manera de contar la historia desde un poso melancólico, casi nostálgico, con una voluntad intimista, hace que la película se vea con mucha satisfacción. Yo me quito el sombrero ante Clint Eastwood y siempre estaré en su equipo", continúa G. Calvo.